miércoles, 13 de febrero de 2013

LA CARRETERA DE LA MUERTE

Hay que ser muy grande para abrirse un hueco en el marca:


Qué le empuja a un ser humano a recorrer 420 kilómetros en cuatro, con el material justo, las inclemencias meteorológicas en contra, sin apenas tiempo para descansar y sabiendo que no hay en la meta jueces que controlen récords ni premios en metálico?
Pues en el caso de Francisco Contreras Muñoz y de Mark Steven Woolley es el amor al deporte y el deseo de rendir un homenaje a todas aquellas personas que tuvieron que salir de Málaga allá por el año 1937 por causa de la guerra. Cuando, en plena Guerra Civil, la ciudad fue tomada por las tropas franquistas y más de 120.000 almas buscaron, camino a Almería, una ruta que para muchos no tuvo el final esperado.
El famoso relato de La Desbandá no necesita presentación alguna, pues es uno de los hechos históricos más espeluznantes de nuestro país. Y la posibilidad de honrar la memoria de aquellos que lo hicieron es el germen de esta aventura que, 76 años después, han completado por partida doble. “La historia surge hace seis años. Yo empezaba en el mundo del ultrafondo y me habían llegado testimonios de la tragedia de La Desbandá. Se comenzaba a hablar de la Memoria Histórica. Yo quería hacer la carrera y ponerme en la situación de estas personas. Ya lo he hecho seis veces”, explicaba Francisco.
FRANCISCO CONTRERAS
"Este año ha sido especial, queríamos llevarlo al límite y recordar el suceso"
“Yo llevo muchos años haciendo carreras de larga distancia, he competido representando a Gran Bretaña y España en pruebas de esta envergadura. Esto es brutal y queríamos hacer algo más brutal. Mi interés principal es el deportivo no la política”, matizaba por su parte Mark Steven, británico que desde hace 23 años comparte vida con una malagueña.
Por su parte, Francisco es malagueño, Maestro en Escuelas Talleres y talleres de empleo que está ahora mismo en paro. Su pasión es el deporte aunque insiste en que esta prueba va más allá de la resistencia física. “La primera la hice en solitario y no llegué a mi destino. Fue donde más me metí en la piel de los desplazados. Este año ha sido especial porque hemos dado una vuelta de tuerca a toda la historia. Queríamos llevar esto al límite sin olvidar el homenaje de aquellos sucesos”, apuntaba.
Y es que la de 2013 ha sido la edición más dura, porque los participantes han recorrido la distancia entre Málaga y Almería, pero también han regresado. La odisea arrancó el pasado sábado 9 de febrero a las 06.00 de la mañana. Arropados por unos cuantos amigos arrancaron desde las puertas del Ayuntamiento de Málaga, donde han regresado más de 87 horas y 420 kilómetros después. Una veintena de amigos y familiares les esperaban con pizza y champán. No había medallas ni cámaras de televisión (sólo el flash del fotógrafo de MARCA que también les vio salir).
Tres partieron de Málaga, Francisco, Mark y Javier Hernández Sansalvador, quien tenía que regresar antes por motivos laborales y que tampoco pudo alcanzar Almería. Llegando a El Ejido se perdió y tuvo que ser asistido por un amigo que le dejó en la parada del autobús con destino a Málaga.
MARK STEVEN
"El frío y el viento han sido lo peor, hicimos un esfuerzo sobrehumano"
Con apenas unos minutos de descanso, abrumados por el hito logrado, atienden a este periódico y tanto Francisco como Mark Steven tiene claro qué ha sido lo más duro. “El frío y el viento han sido lo peor, ha hecho muy mal tiempo. Tuvimos mucho viento de frente. Nos costó mucho la salida, fue un esfuerzo sobrehumano”, explicaba el británico.
“Con todos los kilómetros acumulados, tuvimos la climatología en contra, el aire era muy frío. Por lo menos, no nos llovió, porque se hubiese complicado. Lo peor es que no podías pararte. Llegas a estar en estado catatónico, luchas tanto contra el frío que el sueño no llega. Y en la vuelta, ha sido peor”, puntualizaba Francisco.
Los 420 kilómetros dan para mucho. Para perder a un compañero de fatigas, para dormir bajo unos cartones e incluso para echar una cabezada aprovechando uno de los cafés del camino. “En estas distancias tan largas cada uno es un mundo. Hay personas que a los 50 kilómetros van mal y luego se recuperan. Dormimos a la intemperie la primera noche, bajo unos cartones, con el equipo que llevábamos. No encontramos un mejor sitio”, apuntaban. El único lujo que se han permitido en esta aventura fue echar una pequeña siesta en un hotel de Almería antes de emprender el regreso a casa.
Pero la necesidad de retos les puede a estos dos atletas. Apenas respiran el éxito tras haber cruzado la línea imaginaria de su meta personal cuando ya piensan en otros desafíos. Mark quiere ir a Estados Unidos a recuperar sensaciones en California, mientras que Francisco espera competir este mismo año en ultra trails con su padre, Francisco Contreras Padilla, SuperPaco de Cártama, como le conocen en el mundillo, quien a sus 73 años es toda una celebridad y sigue acumulando pruebas de resistencia. De tal palo...

  Jesús Ballesteros • Málaga 13/02/13 ( Marca)

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