domingo, 16 de noviembre de 2014

ULTIMA ESCAPADA DE JOSE LUIS VIEJO- RETROCICLISMO



La última gran escapada de José Luis Viejo

Esta madrugada nos ha dejado José Luis Viejo, el ciclista manchego que fue uno de los nombres destacados del ciclismo español de los años 70. Viejo fallece a la edad de 65 años.
En 1976 logró el principal hito de su carrera, un triunfo de etapa en el Tour de Francia que aún reluce con letras de oro en el libro de grandes historias de la Grande Boucle.
El corredor de Azuqueca de Henares tenía el papel de proteger a su líder pero terminaban los Alpes y a Luis Ocaña se le empezaban a escurrir las opciones de pelear por la general. Quedaba una larga etapa sin miga sobre el papel antes de llegar al día de descanso y enfrentarse a los Pirineos.
Fue el día de Viejo que en solitario optó por buscar la meta de Manosque. Tras el inicio quebrado desde Montgenevre, la etapa se sosegó lo suficiente como para que el manchego probara. Y probó y nadie le siguió. Su situación en la general a casi una hora del líder y 160 kilómetros por delante fueron suficiente como para que nadie se preocupara por él.
Y Viejo fue ganando minutos y minutos. A paladas. Se plantó en diez en un periquete y en veinte en cuanto el pelotón se quiso dar cuenta. Demasiado agujero con la paliza de la montaña aún fresca como para ponerse a perseguir.
Viejo llegó a Manosque como vencedor tras casi seis horas encima de la bici. El gran grupo lo hizo 22 minutos y 50 segundos después. Nadie en la historia del Tour ni antes, ni después, ha logrado ganar una etapa en solitario con tanta ventaja sobre el pelotón, sobre el segundo clasificado. Ha habido ocasiones, como la del Tour 2001 donde Erik Dekker batió in extremis a Aitor González, en las que el pelotón apareció en meta hasta a 36’ de la fuga. Pero aquel día de Pontarlier la escapada la conformaban más corredores. La calurosa jornada postalpina de 1976 fue sólo de José Luis Viejo.
Como aficionado, Viejo ganó entre otras la Vuelta a Navarra o el Memorial Valenciaga. Fue oro en la crono por equipo de los Juegos Mediterráneos con Melero, Elorriaga y Tena y además participó en los Juegos Olímpicos de Munich.
Corrió en La Casera, Super Ser, Kas, Teka y Zor en 1982, cuando ya colgó la bicicleta



Fuente: Biciciclismo

viernes, 31 de octubre de 2014

XXI CARRERA POPULAR NUTRIAS PANTANERAS


Foto: Fede Puerto
Nueva edición de la carrera de las nutrias, no pude acompañar en carrera a Ágata en su debút, así que en vez de contar nada copio y pego lo que puso en su facebook:

Bueno pues ¿Qué decir?
Que ni en mis mejores pensamientos habría imaginado hacer la carrera que he hecho.
Mi debut en las Nutrias ¡Y ya deseando que llegue el año que viene!
Contenta no ¡Lo siguiente! He dado todo de mi y he disfrutado de cada palabra de ánimo, de cada paso, de mi pueblo, su gente ¡De todo! Un tripillón de gracias a todos que han estado animando, a los voluntarios, a la voluntaria más mejor, mi hermana, al fotografo más mejor, mi padre, a la animadora más mejor, mi madre, la familia, las personas que me dejaron esos mensajes en el móvil por la noche y esta mañana y a esas personas que me decían esas palabras tan bonitas y que tanto animan a dar todo de ti.
Ha sido dura, para que mentir, he sufrido, disfrutado e incluso ¡Llorado! con las calles de ubrique llenas de gente animando a diestro y siniestro.
Además, ya, hablando de resultados (Aunque para mi no es lo realmente importante) ¡¡Una flipada!! Jajaja he montado mi propio podium. 1º Local de la general. 2º Senior de la general y 3º Femenina absoluta. Esto para mi se queda, en los tres escalones, más que por el resultado es por la curiosidad. ¡Con entrevista de radio incluida!
Hace un par de meses estaba planteandome y "flipando" con la idea de hacer esta prueba a una media de 5' el km, y ya me parecía algo imposible, pero cuando quieres, puedes y cuando quieres dar lo mejor de ti, los resultados vienen solos, así que me salió una media de 4'37" el km con un tiempo total de 52'28" ¡Increíble para mi!
Así que contenta se queda corto, he disfrutado como una niña chica, he visto mi pueblo como nunca, estoy deseando que llegue el año que viene para volver a disfrutarlo así.
¡Un millón de gracias a todos los que estabais corriendo, animando, ayudando, organizando y a toda la gente que hace que este deporte sea único!
Muy poca gente sabe esto (5/6 personas), pero esta carrera y cada paso se lo dediqué a las dos personas que más lo merecían, no los conocía, pero eso no significa nada. Esto ha ido por Laura y Juan Pablo, ya que el pueblo de Ubrique perdió a estas dos personas recientemente de la peor de las formas, no podía sino dedicarle todos mis entrenamientos, pasos, kilometros y sobre todo, no podía correr en nuestro pueblo sin dedicarle todo mi esfuerzo. Así que he corrido con ellos, con estos dos brazaletes con su nombre.
En conclusión ¡HE DISFRUTADO COMO NUNCA! Una vez más este deporte me da un poquito de vida, de ilusión y de fuerza por mejorar como persona y como deportista..
¡¡A por todas!! Que no hay imposibles.
 
Unos cientos de fotos que hice, PINCHAR AQUI
Por mi parte, el lunes pasé por el quirofano para hacerme una artroscopía y sanear el menisco interno de la pierna derecha, parece ser que quedó bien y el post operatorio inmejorable, con cero dolor, así que con ganas de fortalecer y estar dando guerra ya mismo, saluditos a tod@s.

domingo, 19 de octubre de 2014

OCAÑA - RETROCICLISMO de mis primeros recuerdos.

Luis Ocaña

Corría entre dos sombras y de dos sombras escapaba: la de Eddie Merckx y la suya.
Luis Ocaña murió violentamente, detenido por su propia mano, como vivió violentamente sobre la bicicleta, impulsado por sus propias piernas. Murió y pedaleó en la soledad del suicida y el luchador, respetando hasta el final una imagen de infortunio, aislamiento e intransigencia que contribuye a explicar dos actitudes distintas: una de suprema renuncia y otra de rebeldía.
Eddy Merckx había dicho de él: «Reúne más condiciones que yo. Si fuera más inteligente en carrera, obtendría mejores resultados». Una verdad a medias. Ocaña no era mejor que Merckx -nadie lo era y quizá nadie lo será-, pero sí pecó de un exceso de combatividad inoportuna que lo perjudicó en muchas ocasiones.
Su vehemencia era hija de un espíritu inconformista que lo convirtió en el único en osar combatir la dictadura del campeonísimo belga, allí donde los demás la acataban. Toda la vida deportiva de Ocaña fue una pelea incesante para sacudirse esa losa con nombre y apellido que elevó al ciclismo a sus más altas cotas, al tiempo que amenazaba con asfixiarle.
No lo consiguió a la postre porque la lucha era demasiado desigual, pero escribió algunas de las páginas más bellas de un deporte épico. La dimensión de Ocaña habría alcanzado mayor altura si Merckx no hubiera sido su contemporáneo. Entre ellos se estableció una relación que en Merckx era serena en su dominio, y en Ocaña feroz en su frustración.
Ambos fueron los herederos del dúo Anquetil-Poulidor y precedieron al formado por Indurain y Bugno. Una historia de tiranía e inconformismo que, en el caso de Bugno, ha terminado por ser de domesticación confesa, de abandono de ilusiones y responsabilidades. Poulidor y Ocaña nunca se resignaron. El español vivió más peligrosamente que el francés. El riesgo lo llevó unas veces al paraíso y otras al purgatorio.
Ocaña giró largamente en torno a Merckx como la vida del condenado gira brevemente en torno al verdugo. Cuando triunfó, lo hizo sobre Merckx o sobre su recuerdo. Cuando perdió, fue a causa de Merckx o su amenaza.
Ocaña corría contra dos sombras y de dos sombras escapaba: la de Merckx y la suya. Ambas lo estimulaban y lo rendían. Ambas se concentran, por encima de todo, en el Tour, una prueba a la altura de ambos porque ambos eran dignos de esa prueba. En el Tour halló Ocaña su mayor desgracia y su mayor gloria.
En l971 esa bruja y esa hada cabalgaban en su bicicleta. En la etapa Grenoble-Orcières Merlette, Ocaña se vistió con el jersey amarillo y dejó a Merckx a casi nueve minutos. En aquel Tour pudo producirse una derrota histórica del belga que acaso hubiera cambiado en parte las relaciones de poder entre ambos hombres. Pero Ocaña cayó en el descenso del maldito para siempre col de Mente y el sueño se hizo añicos.
La historia es sobradamente conocida y difundida por igual por los cantares de gesta y los juegos de lágrimas. No hay un Ocaña antes y después de ese hecho, pero sí un Ocaña resumido en dos días que conmovieron al mundo ciclista: el Ocaña imperial y el Ocaña desventurado.

Este hombre nacido el 9 de junio de 1945 en Priego (Cuenca) y que obtuvo, como excepcional contrarrelojista que era, su primera resonante victoria en el Gran Premio de las Naciones (1965) en categoría amateur, ganó muchas carreras, aunque menos de las que hubiera merecido: la Vuelta a España (1970), la Setmana Catalana (1969 y 1973), el Midi Libre (1969), la Vuelta a la Rioja (1969), el Dauphiné Libéré (1970, 72 y 73), la Vuelta a Cataluña (1971), la Vuelta al País Vasco (1973), el Gran Premio de las Naciones (1971) y un largo etcétera, incluidos sus dos títulos de campeón de España (1968 y 1972).
También fue segundo en la Vuelta a España (1969, 1973 y 1976) y tercero en la misma Vuelta (1971) y en el Campeonato del Mundo (1973). En el Tour, en el que debutó en 1966, ganó una etapa en 1970, dos en 1971 y seis en l973, el año de su triunfo final. Lució durante veintiún días el jersey amarillo de «La Grande Boucle».
El catálogo de sus éxitos va unido al de sus desdichas, muchas de ellas fruto de su descontrol. El Tour del 70, el del 72, incluso el glorioso del 73, la Vuelta del 74... fueron testigos de caídas y percances. Aquí y allá bronquitis, resfriados y forúnculos fueron creando el perfil de un Ocaña pedaleando por el filo de la navaja.
Una vida áspera en lo bueno y lo malo que se prolongó cuando abandonó el ciclismo. A él había llegado a través de la emigración a Francia cuando contaba once años de edad. El ciclismo le proporcionó el suficiente dinero como para adquirir viñedos en Mont-de-Marsan, su lugar de residencia. Su público apoyo político al ultraderechista Jean-Marie Le Pen debe entenderse como un deseo de olvidar su humilde origen y como la consecuencia de un carácter frecuentemente abrupto.

Cuando abandonó el deporte, en 1977, no halló la calma. Ni como seleccionador colombiano, ni como director del Teka y el Fagor, ni como mánager del belga ADR, ni como relaciones públicas del Puertas Mavisa encontró acomodo. En todas partes chocó por razones que unos consideran sinceridad insobornable y otros intolerancia.
¡Quién sabe! ¡Qué más da! Cada persona es un enigma y a nosotros nos gusta recordar a Ocaña en la nada misteriosa esfera del esfuerzo supremo. Nadie conoce por qué se ha matado. Se habla de que los negocios no eran boyantes; del abandono de su esposa Josianne; de la mala relación con su hijo Jean-Louis, que lo iba a hacer abuelo (también tenía una hija llamada Sophie); de su cáncer, consecuencia de una transfusión de sangre después de uno de sus accidentes automovilísticos.

Ocaña conducía como un loco y estuvo a punto varias veces de perder la vida en la carretera. Con la bicicleta, con la palabra, con el coche, Ocaña fue agraciado y castigado por sus arranques. Su último impulso fue empuñar un arma de fuego y volarse la cabeza. Demasiadas cosas dentro de ella para seguir viviendo. Que nadie lo llame cobarde. No hay mayor gesto de valentía que ir hacia la muerte, como hacia la victoria, por el camino más directo.


OCAÑA-MERCKX
A Luis Ocaña en Francia le llamaban l'Espagnol. En España, el francés. Él decía: "Yo soy más español que el Caudillo. Quiero correr en la selección española". Pero el seleccionador, Gabriel Saura, y Luis Puig, que era presidente de la federación, y el delegado de deportes, Samaranch, le respondían: "No queremos corredores comunistas en el equipo".
-Pero si yo mataría por España...
A las afueras de Priego, en un peñasco entre olivos, en un terreno que le regaló el Ayuntamiento, Luis Ocaña se construyó un torreón. Lo dibujó, lo planeó y diseñó los muebles a su gusto recordando su pasado de aprendiz de ebanista. Pasaba algún día que otro y el resto del año lo dejaba cerrado. Lo vendió enseguida, harto de los destrozos de los vándalos y los rateros. Era el único vínculo material con el pueblo de Cuenca en el que nació en 1945. Luis Ocaña llegó a Francia en 1957, cuando tenía 12 años, con sus padres y su hermana Amparo, que se fue a vivir a Lourdes, y su hermano Antonio. En Francia nacieron dos hermanos más, Marie France y Michel.
"En España trabajábamos como negros y no ganábamos para vivir. Habíamos perdido la guerra. Un kilo de pan al día le daban a mi padre por su trabajo. Nos vimos forzados a emigrar".

Salieron de Priego en 1951, cuando Luis Ocaña tenía seis años y apenas había tenido tiempo para aprender a leer y escribir en la escuela del pueblo. Antes de llegar a Francia pararon en el Valle de Arán, donde se necesitaba mano de obra para la construcción de una central hidroeléctrica. El padre se hizo carpintero-encofrador y trabajó allí, a la sombra del Portillon, el puerto que lleva a Francia, en las fuentes del Garona. Pero la casa que les asignaron era oscura. Luis era un niño enclenque, tenía problemas respiratorios, necesitaba luz, necesitaba sol. Un día se decidieron y cruzaron la frontera como había hecho antes Cándido Soria, su tío. Recordaba Ocaña: "Primero fuimos a Magnan, en el Gers, al norte de Pau, donde estuvimos dos años, y luego a Le Houga, el pueblo de al lado. Para un emigrante no hay mucho donde elegir, o las minas, o los pinos, o jornalero en el campo. Fui a la escuela en España, y no se me daba mal, pero en Francia no fui mucho tiempo. Es muy difícil comenzar todo de cero. Sólo mantengo la pasión por la pintura y el dibujo".
Entró en el gran ciclismo y enseguida su soberbia chocó con un monstruo, con Eddy Merckx, El Caníbal. Decía: "Eddy me ganaba en la bicicleta, pero un día estuve de juerga con él hasta la madrugada y no me aguantó el ritmo".
Ocaña le tenía mucho miedo a Merckx. Le decía a Nemesio Jiménez, un ciclista del Kas: "Este hijoputa nos mata". Tampoco los demás corredores de la época le querían mucho al belga. Dice Nemesio: "Era muy ansioso, no dejaba nada para los demás, hasta esprintaba en las metas volantes. Le fastidiaba que alguien tomara la iniciativa. Cuando nos movíamos en la montaña nos decía: 'Españoles de mierda'. Y yo le respondía: 'Cada uno en su terreno, que vosotros en Roubaix buenas palizas nos dais".

Ocaña, el personaje más singular que ha dado el ciclismo, el corredor sin medida en la vida y en la carretera, fue el ciclista de la valentía desmesurada, de la personalidad extrema que le llevó a ver el ciclismo, y la vida, como un asunto de todo o nada: como su intento de derribar al tirano Merckx a toda costa, en su interpretación del ciclismo como una lucha sin tregua. Ofensivas sin fin hasta la derrota final.
-Para ganar a Merckx hay que atacar todo el tiempo y hacer la carrera dura.
En el Tour de 1971 Ocaña estuvo a punto de acabar con Merckx.
El jueves 8 de julio se disputó la 11ª etapa, Grenoble - Orcières-Merlette, de 134 kilómetros. Los días anteriores Ocaña había puesto a prueba a Merckx en el Puy de Dôme y en el puerto de Porte y había visto que el belga flaqueaba. Camino de Orcières Merlette se puso de acuerdo con los del Kas para ir a bloque desde la salida. Fuente atacó desde Grenoble. Dejó a Merckx sin equipo, pero él tampoco estaba muy bien y se quedó en el puerto de Laffrey, donde Ocaña ya se había ido solo. Ocaña llegó solo a la cima de Orcières-Merlette con 8.42m de ventaja sobre Eddy Merckx. Fue una fuga heroica, bajo un sol incandescente. Era la primera gran derrota del belga, quien, sin embargo, se negó a rendirse y cargando con todo el pelotón a su espalda luchó hasta el final. Ocaña dijo años después: "Eddy Merckx era muy superior a todos y había, por tanto, que atacarlo en un terreno muy duro, como en Orcières-Merlette, un final en alto. Por eso preferí los Alpes a los Pirineos. En los Pirineos todos los cols estaban situados muy lejos de las llegadas, con lo que era más difícil establecer grandes diferencias. Si hubiera habido en los Pirineos una llegada a Luz Ardiden, por ejemplo, la cosa habría cambiado".

Pero Merckx nunca se rendía. Herido, moribundo, como los toros en la plaza, siguiendo su comparación, era aún más peligroso. Atacó en el largo descenso de Orcières-Merlette a Marsella. Volvió a atacar en los Pirineos. En el descenso del col de Menté, convertido en un arroyo de agua y barro por una tormenta de granizo que estalla, repentina, Ocaña intenta seguir el ritmo desaforado de Merckx y se cae en una curva. Cuando se iba a levantar, Zoetemelk, que llega lanzado, le golpea en la espalda.

Media España esperaba a Ocaña en el Portillon, el siguiente puerto tras Menté, el lugar en el que se estableció la familia Ocaña nada más emigrar desde Priego. La tormenta ha dejado su sitio al sol. Pancartas. Ánimos a Ocaña rotulados en la carretera. Pero Ocaña vuela en un helicóptero hacia un sanatorio en St. Gaudens. Cuando vieron que no llegaba Ocaña, en el Portillon, unos cuantos energúmenos, con el transistor en la oreja, la tomaron con Merckx. Le escupieron, le insultaron, le tiraron piedras...
Le contó después Ocaña al escritor Christian Laborde, un ferviente admirador: "Anquetil me dijo que había cometido el error de querer seguir a Merckx. Y yo le respondía: 'Pero Jacques, yo no quería seguirle, no podía pararme, no tenía frenos...' Nadie se podía parar, empezando por Merckx mismo y todos los que me golpearon cuando estaba caído. ¡Y no era por la lluvia! Con lluvia sabemos bajar, sabemos cómo secar la llanta con frenadas cortas y seguidas. Pero aquella tarde el Menté era el barro, era la arcilla que atravesaba la curva como un arroyo, allí no se podían utilizar los frenos".

En la meta, Merckx se negó a ponerse el maillot amarillo. "No, no me pertenece. Este Tour lo he perdido, no tengo nada que hacer, me vuelvo a casa". Al día siguiente salió en dirección a Superbagnères sin ponerse el maillot amarillo. "Habría preferido quedar segundo después de una dura batalla que ganar en estas condiciones. Será una victoria manchada para siempre".
En 1972 Eddy Merckx ganó su cuarto Tour consecutivo. Ocaña salió con bronquitis, con una tos que no le había abandonado desde marzo. Terminó con fiebre, escupiendo sangre. Los médicos le hicieron abandonar en los Alpes.Ocaña ganó finalmente el Tour de 1973, pero no logró derrotar a Merckx, quien no disputó aquel año la grande boucle. Había preferido correr la Vuelta para tener las tres grandes en su historial. Ocaña se suicidó en 1994.


ESTACIÓN ALPINA DE LES ORRES (1973)
Después de las primeras etapas, el corredor conquense vestía el maillot amarillo cuando se iba a afrontar la octava etapa,
un terrible trayecto entre Méribel-les-Allues y Les Orres,
con la Madeleine, Télégraphe, Galibier e Izoard y final
en la ascensión a Les Orres.
Los rivales previstos eran Thévenet y Fuente fundamentalmente.
La Madeleine se subió a tren, pero en el Télégraphe José Manuel Fuente empezó a lanzar ataques cortos y repetidos:
solamente Ocaña y Thévenet le resisten;
Zoetemelk consigue enlazar por momentos pero vuelve a quedarse.
En la base del Galibier, Zoetemelk alcanza de nuevo la cabeza
junto a Pedro Torres, López Carril y Ovion. A 6 km. de la cima del coloso alpino, Fuente vuelve a atacar y esta vez sólo queda Ocaña en su compañía.
Fuente ataca ... una ... dos .. tres ... veinte veces ... Pero Ocaña está dispuesto a morir sobre la bicicleta, antes que dejar marchar a Fuente. Viendo que no va a poder con el de Cuenca,
el "Tarangu" se sitúa a su rueda sin dar más relevos.
Antes de comenzar a ascender el Izoard, la ventaja de los dos españoles es de 1' 30" sobre Thévenet, López Carril y Mariano Martínez. A 6' 30" circulaba el primer grupo de un pelotón totalmente disgregado.
En la cima Ocaña aventaja al francés en 4' 15" y al primer grupo en 10' 50". A 30 km de meta, Fuente pincha y Ocaña se dirige en solitario hacia la meta. Llega a dejar a Fuente a 2', pero un desfallecimiento en los últimos kilómetros, reduce la diferencia a 58". A 7' llegaron Thévenet y Martínez, Perin a 13',el resto a más de 20'. El coche escoba llegó a más de una hora.
Al ver a los periodistas Ocaña dijo: "Dejadme, estoy cansado, ya lo veis. Nunca había sufrido tanto sobre una bicicleta".

jueves, 16 de octubre de 2014

REPASANDO..........REINICIANDO

Bueno, bueno, bueno, ante todo disculpas ( si hubiese algún interesado) por lo abandonado que tengo el blog, como dicen todos ahora, "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Año con experiencias positivas, debút en Maratón, Pentatlon, 101 de lazarillo con Javier, subida al Mulhacen, Ultra del Mont Blanc de nuevo con Javier, pero sobresaliendo por encima de todo esto me quedo con el regreso deportivo de mi hija Ágata, además con muchas ganas de montaña lo que ha hecho que sean ya un montón de horas las que hemos compartido, incluyendo su debút en cxm en el Trail Moros y Cristianos de Benamahoma, la CXM de Alpandeire, y su toma de contacto con lo ultra en la travesía Gibraltar Ubrique, donde completamos casi 120 kms, y lo mejor de todo es lo que está por llegar. En la parte negativa de la balanza quedan las ausencias en algunos sitios que consideraba fijos, ultra trail sierras del bandolero, la última selva y algo mas, ahora mismo y de ahí lo de reiniciando estoy en pausa a falta de poco mas de una semana para hacerme una artroscopia y sanear el menisco roto, confiado en que esto acabe con viejos dolores no lo considero como algo malo sino como un reajuste, luego tocará hacer una buena rehabilitación  con la vista puesta en el próximo año donde haré lo posible si da tiempo por estar en la carretera de la muerte y bandoleros. Pues eso que encantado de saludaros de nuevo por aquí, en breve a ver si cuelgo algunas entradas a medio terminar de algunas cosillas de las que he hecho, besitos y abrazos, ya se los repartís como querais.


martes, 10 de junio de 2014

TONITOM

Mas de tres meses sin publicar por aquí por motivos varios, aunque con miles de cosas que contar, de momento se cuela una mala noticia, mi amigo Toni tuvo la desgracia de romperse el tendón de Aquiles el pasado domingo en el campeonato de Andalucia de veteranos, en breve se lo restauran, ÁNIMO que hay que dejar eso en condiciones, ya mismo nos hacemos un Castillo, un Torrecilla, o un trotecillo de viernes.

martes, 4 de marzo de 2014

MILAN-SAN REMO 1946 RETROCICLISMO

Un país desolado por la Guerra. Italia comenzaba a recobrar la normalidad una vez finalizada la Segunda Gran Guerra que devastó el país transalpino. Al igual que truncó otras muchas oportunidades de seres anónimos, la contienda echó por tierra los mejores años en la trayectoria de los dos grandes ídolos nacionales, Gino Bartali y Fausto CoppiLas sangrientas batallas se impusieron a los combates que mantenían uno y otro en las carreteras. Uno estaba en su plenitud como ciclista, el otro comenzaba a apuntalar el dominio que más tarde ejercería. Después de dos años de parón, la Primavera,la Milán-San Remo fue el gran escenario del regreso a la normalidad en el ciclismo. Con ello, el primer duelo entre dos ciclistas que dividieron el país en dos.
La Piazza del Duomo en Milán centraba todas las miradas en el día de San José de 1946. Sin televisión, el pueblo se agolpaba en torno a las radios para vivir una nueva edición de la Classicissima. Coppi se presentaba en la capital lombarda como el máximo favorito a la victoria. Una meticulosa preparación que le llevó a recorrer cerca de 7.000 kilómetros desde el 1 de Enero hasta la fecha de la disputa de la gran clásica pesaron para realizar los pronósticos. Por delante, 294 kilómetros entre las llanuras lombardas y la costa de la Liguria con el Passo Turchino, los tres Capos, a Cipressa y el Poggio di San Remo como máximas dificultades.

Ese 19 de Marzo de 1946 pasaría posteriormente a la historia. Ciclismo y épica, épica y ciclismo.Deporte y heroicidad cabalgaron de la mano en un glorioso día. Fausto Coppi tomó la decisión de pasar aquel día a los altares del ciclismo. No habían transcurrido cincuenta kilómetros y Coppi pasó al ataque junto a un grupo de aventureros. Por detrás, un tranquilo Gino Bartali contemplaba asombrado el ataque de su rival. Lo que en un principio fue considerada como una locura acabó convirtiéndose en una de las grandes gestas de la historia del ciclismo. El grupo se acercaba con una ligera ventaja al comienzo del Passo Turchino con todas las miradas puestas en el italiano. Allí Coppi fue dejando uno a uno. Solamente el francés Lucien Teisseire pudo aguantar su ritmo. A mitad de la ascensión consiguió dejarlo. El Campionissimo fue el primero en cruzar el estrecho túnel que daba con la cima genovesa. En la cima, apenas dos minutos de diferencia restando aún más de 145 kilómetros hasta la Vía Roma de San Remo. La distancia no amedentró a Coppi. Sin mirar ni pensar en lo que venía tanto por delante como en la situación que existía detrás, aumentó el ritmo. La diferencia comenzaba a ser escandalosa. Ni la sucesión del Capo Mele, Cervo, Berta y los dos más famosos, la Cipressa y el Poggio de San Remo hicieron flaquear sus fuerzas. Coppi entraba de forma imperial en San Remo. Su majestuosa figura tomó la Vía Roma, la primera de sus tres victorias. Una victoria épica, una cabalgada para el recuerdo. Por detrás, a un mundo, entraba Lucien Teisseire a catorce minutosEl grupo de Bartali, donde se jugó la tercera posición, lo hacía a dieciocho minutos  encabezado por Mario Ricci.

Aquél 19 de Marzo, Fausto Coppi comenzó a fraguar una carrera de leyenda salvando todas las adversidades de una trayectoria marcada por el conflicto mundial. Cabe recordar que solamente un año antes estuvo encarcelado como prisionero de guerra después de que formara parte de la Divisione Ravenna en la campaña africana. Una nota más de lucha, de superación. Una nota más de lo gran campeón que fue Fausto Coppi.

domingo, 2 de marzo de 2014

XXX MARATON DE SEVILLA

Siempre dije que el día que corriese una maratón sería por haberla preparado convenientemente, supongo que llevado por el respeto desde pequeño a la comúnmente ( aunque erróneamente ) llamada  la distancia de Filipides, los míticos 42.195 metros, eso antes de los gepeses, que ahora a cada uno le mide una distancia, y normalmente siempre mayor. Pues bueno, a doce días de la maratón de Sevilla el amigo Diego decide no correr por unas molestias, y viendo que sería una pena dejar ese hueco en las calles sevillanas ahí que me lanzo a cubrirlo.  Con estas mi preparación de rodar consiste en un día de 18 kd
ms y el siguiente de 28,  otros 18 y una buena paliza en montaña el sábado me dejan las patitas que a  tres de días de la prueba todavía no soy persona.  Sin embargo el sábado si que tengo buenas sensaciones, y el domingo nada más levantarme se que va ser un buen día, hemos dormido en el piso de Andrea que por suerte se encuentra cerca de la Cartuja por lo que no tendré que hacer uso ni de coche ni de guardarropa por lo que sólo con la ropa de faena y algo de fresco voy trotando a la salida, la climatología promete portarse bien, buena temperatura y cero viento, si acaso una brisa casi inapreciable en algún momento. Influenciado seguro por no haberlo preparado, no tener un objetivo de tiempo más allá de calcular que puedo rondar las 3h 30 m, de hacer un buen rodaje, observo los preparativos de los demás casi como sí aquello no fuese conmigo, yo "pasaba por aquí".  Colocado por dorsal en el cajón  de las 3 horas y como esta claro que no es mi sitio tras el pistoletazo de salida me pasan decenas, cientos, diría que miles de corredores, yo a lo mío observando las curiosidades de cada uno. Voy sin reloj, pero se que voy algo más rápido de lo planeado, voy tan cómodo que no le veo sentido a relentizar, allá por el cinco me uno a Diego de los Lentos de Torreblanca y dos compañeros, ahí si que le pregunté sobre la marca aproximada que podían hacer conocedores del ritmo de maratón " sobre 3h20m", sinceramente me parece mucha tela para mi, pero voy muy bien por lo que por la propia inercia unos kms más adelante me voy marchando. Km 10 y algo donde Andrea y Yoli me ven pasar, me salgo de la masa para dar un beso a Yoli y continuar, no hay prisa, si me quedan más de dos horas dando zapatazos, mismo ritmo al pasar por la Macarena en el 15, vuelvo a verlas sabiendo que la siguiente vez sería en meta. Cerca de la media comienzan a amenizar el pasó grupos de rock que dan mucho ambiente, juntó a la buena cantidad de público por todo el recorrido, pasó la media  cómodo rozando la hora treintayocho, rondando el 30 me tomó el único gel que llevo y cálculo que voy sobrado para el tiempo estipulado así que aflojo un puntito para terminar lo más entero posible, aquí ya sí voy metido en carrera y pienso, joder es que voy a terminar una maratón, que por mucho que lleve uno en las piernas no deja de ser una maratón,  Parque  de María Luisa, Plaza de España, Catedral, Giralda, km 36 y ya ahí que ir tirando de cabeza, Puente de la Barqueta y t se divisa el estadio, pero no nos engañemos, quedan más de 4 kms, al trán tran quemando metros,  40,     Ayudo a un corredor mareado a sentarse en el bordillo, rodear el estadio para ver el túnel sur, emoción al cruzarlo, en un momento se me pasa por la mente que no he apretado lo suficiente y rozare la hora treinta, así que aprieto desde antes de pisar la pista girando la cabeza para ver el crono, hasta que lo veo, 3 h. 19m.!!!!!la propia emoción me hace parecer que acabo de empezar un 400, tiempo en meta 3 h 19 m 46 a.  Tiempo real 3 h. 19 m 30s.. Ya soy maratoniano, y lo peor no es eso, es que también me ha gustado.





domingo, 5 de enero de 2014

NAIRO QUINTANA DE BOYACÁ A FRANCIA

Nairo Quintana es el deportista del año

«De Boyacá a Francia: los primeros pedalazos de Nairo Quintana»
Por: Gloria Castrillón

A los 15 años se subió por primera vez a una bicicleta y a los 16, ya tenía el temple de campeón con el que emocionó a los colombianos al conquistar las montañas francesas. Recorrimos las carreteras por donde este colombiano, a punta de sancocho y agua de panela, forjó una gesta sin precedentes en el ciclismo criollo. 
Ever tiene 13 años, es menudo, tiene ojos muy negros y vivaces, piel cobriza y el pelo áspero. “Es la viva imagen de mi Nairito”, dice doña Eloísa Rojas, la madre del héroe de Cómbita, mientras lo abraza y le entrega una bicicleta y un casco rojo. En realidad es el hijo de Sandra, su vecina y comadre, que mira incrédulo el aparato y, sin pensarlo, intenta acomodarse en el sillín. La esperaba con ansias. Se había levantado muy temprano y ya llevaba puesto el uniforme verde y los guantes que el mismo Nairo Quintana le había regalado poco antes de irse a correr el Tour de Francia.
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“A mí me gusta mucho montar en cicla. Yo le compré una a mi padrino hace cuatro años por 20 000 pesos, pero se me dañaba a cada rato y hace como tres meses no tenía en qué montar”, dice exhibiendo una sonrisa limpia enmarcada en sus cachetes curtidos por el sol. Doña Eloísa, creyendo ver en Ever la misma obstinación que descubrió en Nairo años atrás, llamó al gerente de la Cadena Radial Boyacense para pedirle que le regalara una bicicleta al niño. 
Ella, a sus 48 años y con cinco hijos a su haber –dos de ellos triunfando en Europa como ciclistas–, está convencida de que “el deporte es bueno para los niños porque los aleja de los vicios”. Con esa misma convicción se levantaba todos los días antes de las cinco de la mañana a prepararle caldo con papa, huevos, pan y agua de panela a su Nairito, para que tuviera fuerzas para entrenar. No le importaba que no le ayudara a ordeñar o a sacar la papa del cultivo que un día cualquiera se picó.
Por casualidad, su hijo había descubierto su amor por la bicicleta mientras recorría los 34 kilómetros diarios entre el colegio, ubicado en el municipio de Arcabuco, y su casa en la vereda San Rafael de Cómbita. De ida, bajaba raudo los 17 kilómetros, y de regreso, subía de los 1600 metros sobre el nivel del mar, a los 3050 donde queda su hogar.  
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Los papás de Nairo, Luis y Eloísa, con dos de sus hijos, Nelly y Alfredo, en su casa de Cómbita
Pero a los pocos días de estrenar esa bicicleta que su papá le había comprado por 80 000 pesos, Nairo –sin haber cumplido los 16 años– dijo que quería entrenar para ser ciclista. Don Luis, un aficionado a las carreras que disfrutaba hablando con los corredores que paraban a tomar gaseosa en su tienda, estratégicamente ubicada en un alto en la vía que conduce de Tunja a Arcabuco, le prometió su apoyo.
Casualmente ya tenía conversado a Héctor J. Pinilla, un hombre que había corrido cinco vueltas a Colombia como gregario de Rafael Antonio Niño, sobre esa posibilidad. “Nairo tiene el porte de ciclista, se le ve en la agilidad, en el pedaleo”, le dijo un día mientras tomaba el fresco en la tienda. Con ese comentario no hubo ni un asomo de duda. Pronto el tercer hijo del hogar de don Luis y doña Eloísa, el que casi se muere antes de cumplir los tres años por el “frío de un muerto”, ya estaba inscrito en el Club Escuela Santiago de Tunja.
Fue entonces cuando Nairo, con una decisión y una disciplina que asombró a sus padres, empezó a madrugar para irse desde su casa a Moniquirá o Barbosa, antes de entrar a clases en el colegio Alejandro de Humboldt. Nadie dirigía sus entrenamientos. Iba siempre solo sin importar la lluvia o las temperaturas bajo cero que suelen azotar estas montañas en el verano y que logran quemar los cultivos de papa. Ni las caídas ni los golpes lo hicieron desistir. Solo un accidente que lo tuvo tres días en la clínica lo alejó una semana de las carreteras.
Varias veces Irene Pérez y Anita Rodríguez, las profesoras de química y biología, le ayudaron a sanar las heridas que masacraban sus rodillas y brazos. “Nunca faltó a clases, era el primero en llegar”, recuerda el maestro de física, William Gómez, mientras exhibe orgulloso las fotos que le tomó a su ídolo cuando vestía el uniforme de jean y saco azul. 
Hoy sus profesores entienden de dónde sacó Nairo las dotes que exhibió para ganar el Tour de L’Avenir, la Vuelta al País Vasco y lograr la gesta histórica del Tour de Francia. “Es que nos pasaba a nosotros, que íbamos en carro, y muy orgulloso nos saludaba con un toquecito en el capó”, dice Mercedes, la maestra de arte, quien como todos en estos poblados, atesora algún recuerdo del héroe. 
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El de ella es una escultura en cerámica que su alumno hizo en último grado de bachillerato. La profesora se esmera en explicar que aquello que carga en sus manos es un ciclista –estilo futurista, aclara–, con un casco aerodinámico. Y que otro bulto alargado es la representación del terreno difícil que deben recorrer los deportistas. Dice que Nairo le quedó debiendo la bicicleta, aunque aquella estaba en el diseño original que presentó.  
Al parecer, no fue mucho lo que Nairo quedó debiendo en el colegio, gracias al apoyo incondicional que el rector de la época, Miguel Alfonso Moya, les brindó a él y a otros deportistas como Cayetano Sarmiento, su amigo y vecino, que hoy corre con el equipo italiano Cannondale. Varias veces el rector les exigió a sus maestros comprensión con esos muchachos porque su futuro estaba en el deporte. Fue así como los dos recuperaron las evaluaciones finales de 11, después de ir a correr la Vuelta de la Juventud en Venezuela, y se graduaron sin contratiempos. 

Y así cómo duerme uno
Han pasado varios días desde que Nairo subió tres veces al podio en el Arco del Triunfo: a ponerse la camiseta blanca de novatos, la de pepas rojas de campeón de la montaña y a pararse como subcampeón junto al inglés Chris Froome, el único en todo el pelotón que lo pudo superar. El guayabo y el cansancio hacen estragos en la familia Quintana Rojas.
El ajetreo fue tal, que llevan varios días durmiendo mal. No han abierto con juicio la tienda y las vaquitas han tenido que esperar a que un compadre de buena voluntad las ordeñe. Doña Eloísa revisa las cuentas de la recepción y venta de leche, mientras su esposo sigue atendiendo llamadas de los periodistas, a pesar de las dolencias derivadas de un accidente que desde muy niño lo dejó con discapacidad en su pierna derecha. Es lunes y, con ayuda de sus vecinos, lograron recoger la basura que les dejó la turba emocionada que irrumpió en su tienda el domingo.
Movistar, la firma que patrocina el equipo de su hijo, les instaló una pantalla gigante al lado de la casa para ver la última etapa del Tour y la locura se desató. No alcanzaron a llegar de la misa que celebró el obispo de Tunja para pedir por Nairo, cuando cientos de personas ya habían copado el poco espacio al lado de la tienda. Los buses de línea que van y vienen de Bucaramanga paraban y decenas de pasajeros y turistas se bajaban a saludar a los papás del héroe. Creen que más de mil personas llegaron a celebrar con ellos. 
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El momento más vibrante del Tour de Francia: Nairo sobrepasa al líder Chirs Froome, gana la etapa 20 y se consolida como subcampeón de la competencia
Se ven agotados. Doña Eloísa, siguiendo la tradición de las mujeres boyacenses, es discreta y callada. Su esposo es más dicharachero. No se cansa de contar las historias de su hijo. Es un hombre agradecido con la vida, dice que nada le ha faltado y aclara con vehemencia que sí tiene televisor en su casa, que no son pobres. “Somos humildes, campesinos, pero no aguantamos hambre”, recalca. 

"Será otro Botero"
Al parecer, la avalancha de periodistas ha provocado malentendidos. Y esta pareja, que lleva 30 años viviendo juntos, que levantó cinco hijos con sus cultivos, con las vaquitas, una tienda y, alguna vez, una panadería, quiere dejar en claro que el presidente Juan Manuel Santos sí les entregó una casita en Tunja, que ocupa Nairo cuando está en el país, y que ellos no mendigan nada. 
Tal vez no tuvieron suficientes recursos para comprarle todos los implementos a su hijo y varias veces tuvieron que recurrir a rifas y bazares, pero al final, con ayuda de muchas personas, lograron sacarlo adelante. 
Una de esas personas fue Fernando Flórez, quien en su momento era director de Indeportes, institución departamental que lideraba la política de apoyo a los deportistas. Fue él quien lo vio en los intercolegiados y clásicas locales y lo convocó a unas evaluaciones físicas. Quería reforzar el primer equipo continental Boyacá es para vivirla y contrató al técnico español Vicente Belda para llevar un equipo juvenil a Europa. 
Nairo sorprendió al técnico con sus resultados. Belda, incrédulo, le hizo repetir la prueba. Al final se confirmó que este muchacho de 18 años, recién graduado de bachillerato y con apenas 1,65 de estatura, había movido el SRM, un dispositivo que mide la potencia del pedaleo, a 420 vatios. Los chicos de su edad marcaban 370; ni un profesional marcaba tanto. “Puede ser un (Santiago) Botero”, sentenció el español.
Desde ese momento, Nairo tuvo un plan de entrenamiento personal y, por primera vez, una bicicleta de carbono, una Orbea. Fue a España en 2009, corrió en cuatro competencias europeas y al final de la temporada se destacó como uno de los mejores sub 23. Ahí empezó a llamar la atención de Eusebio Unzue, técnico de Movistar. Pero Quintana se fue primero a Colombia es pasión y con esa casaca ganó el Tour de L’Avenir, en 2010.  
Así comenzó a escribir su palmarés. Cuando en 2011, Colombia es pasión dejó de ser profesional, Belda, convertido en manejador de Quintana, le aconsejó aceptar la propuesta de Movistar.  
Vuelta Ciclista al Pais Vasco 2013

Los nairitos se dan silvestres
Con algo de tristeza, doña Eloísa confiesa que no se acostumbra a que su Nairito esté tanto tiempo por fuera del país. El año pasado vino por temporadas de dos o tres meses. Este año, el 4 de febrero, el día de su cumpleaños, viajó a España. Había mucha ilusión, pero su hijo se mostraba confiado y, sobre todo, muy tranquilo. Desafiando a los europeos con su sangre fría y su temple, ganó la Vuelta al País Vasco en una contrarreloj de 24 kilómetros en la que venció no solo al favorito, el alemán Tony Martin, sino a quien sería su gran contendor en el Tour de Francia, Alberto Contador.
Para alegría de sus padres, Quintana volvió a Boyacá a mediados de mayo. En su pueblo ya se había desatado la nairomanía, pero el muchacho se mostró humilde y tranquilo, como siempre. Su director lo había enviado a entrenarse para el Tour de Francia y con la misma disciplina que decidió entrenarse solo a los 16 años, siguió esta vez el programa de su equipo. Todos los días, como lo hizo en aquella época, se levantó antes de las cinco de la mañana a recorrer las montañas que devoró en aquella bicicleta pesada que su papá con tanto esfuerzo le logró comprar por 300.000 pesos y con la que ganó pruebas sin zapatillas y, alguna vez, con un casco medio roto.
En esos dos meses y medio tuvo tiempo para encontrarse con sus amigos de infancia y con los vecinos. Volvió al colegio a la celebración del aniversario. Y volvió a comer el sancocho de gallina que magistralmente hace su mamá en el fogón de leña. Y les regaló uniformes a Ever y a Pedro, otro chico de 13 años que vive en la casa de al lado. Y alcanzó a verse con su hermano Dayer, que corre en Europa con el equipo Lizarte y con el que ahora comparte casa en España.
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Nairo junto a sus padres, quienes lo despiden antes de que el ciclista partiera al Tour de Francia.
“Mi primer recuerdo de Nairo fue cuando hace cinco años lo vi ganar en Cómbita una contrarreloj de 10 kilómetros, en ascenso, con una inclinación de 23,2, ¡y lo hizo en 12 minutos!”, dice Pedrito con una emoción que casi le hace soltar un par de lágrimas. Es tal su afición, que explica con detalle los recorridos que hizo su ídolo preparando el Tour de Francia, con datos exactos de kilometraje, inclinación y altura sobre el nivel del mar. 
Él, Ever, y otro puñado de muchachitos quieren ser como Nairo. Pero no se trata de una fiebre repentina. Hombres como Ismael Sarmiento, Néstor Bernal, Cayetano Sarmiento, el mismo Dayer Quintana, y otros más nacieron a más de 3000 metros de altura y crecieron arañando estas montañas en sus bicicletas y triunfaron en el exterior. En esta tierra fértil para la papa, el maíz y las moras, los nairos se dan silvestres, solo que, como sentenció el alcalde de Tunja, muchos de ellos se desperdician.
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