jueves, 2 de noviembre de 2017

TRAIL GRAN VUELTA VALLE DEL GENAL- CON LOS OJOS DE OTRO

Por fin, no era una quimera, no, tras esta última vereda, el último collado, se me ilumina el monte, Faraján, la ansiada meta está a un puñado de metros, ante mis ojos si, pero no para los de Javier, el hace ya rato que oye las voces del speaker, cual Ulises llamado por los cantos de sirena, siente que llegamos, pero como desde que partimos doce horas antes no puede

verlo, como ninguno de los 52kms de tránsito por el alto Valle del Genal. Cuatroscientas cincuenta almas dispuestas a conquistar el Valle, a regarlo con su sudor, en la salida, al final de todos ellos, nosotros, para no molestar y para huir de la megafonía que molestan a sus sensibles oídos, salimos controlando en la bajada que inmediatamente nos pone al pie del Jardón, largo ascenso donde conviene llegar relativamente fresco, es el km. ocho y se podría decir que la fiesta no ha empezado a pesar de haber tenido que templar el ritmo mas de una vez, allá en lo alto de la caseta del Jardón punto mas elevado de la carrera como subido al estrado, elevado al cielo del Valle un violinista ameniza el esfuerzo, ya si hay que ponerse las pilas, no hay tiempo que perder pues necesitamos ganarle minutos al reloj, la espada de Damocles del corte horario la llevaremos sobre nosotros, máxime cuando lleguemos a las zonas mas técnicas, gentes de pueblo, ánimos, muchos amigos y sorpresa al ver la gesta de Javier, caminos rotos del ir y venir para extraer su fruto, no dorado, sino de cobre, castaños que desde antaño han alimentado a sus gentes, dura vida en pueblos antes casi aislados, y allí está el, venido desde mil kms para sentirlo, porque aunque no lo vea, lo siente mas que nosotros, no lo verá, pero seguro que podrá contar que el atravesó ese bosque de cobre, que cruzó su río y sus arroyos. Mediodía y le pesa la anormalmente alta temperatura, un bajón en el que tengo que tirar de el, y aunque me cueste, decirle que así no podemos seguir, que nos quedamos a medio camino, lo sabe, lo asume y apenas baja un poco la caló se repone y se siente invencible, mejor momento imposible, vamos a afrontar los Riscos, laberinto de piedras, terreno duro, áspero, una joya para la vista pero una condena para sus piernas para sortear obstáculo tras obstáculo, y cuerdas para bajar, para aferrarnos a la esperanza de llegar, lo solventa con sobresaliente, siento que lo he hecho arriesgar mucho y tengo la lucha interior de si es mejor dejarnos llevar o pelear para llegar en tiempo, el no se queja, nunca lo hace, pero al llegar a Juzcar, pincelada azul entre verdes y
ocres, realista, analítico como es me dice que no hay nada que hacer, que llegaremos muy fuera de tiempo, nos podemos relajar, no, no lo dejo seguir hablando, aunque la lógica diga lo contrario nos leen el chip en el control y tiro de el sin siquiera rellenar agua, yo llevo, por delante 7 kms de una intensidad inimaginable, esfuerzo, como siempre bajar al río y subir, vereas estrechas, apenas caben los pies y Javier agarrado a mi camiseta, pisándome literalmente los talones, esa última subida, ese último collado,  a mi se me  ilumina el monte, el  oye las voces, Faraján, meta, doce horas y cuatro minutos con una intensidad que son una vida. Gracias a tantísimos amigos, a Ilde y su equipo, a cientos de voluntarios, a los fotografos, a Javier, a mi familia.

miércoles, 4 de octubre de 2017

EIGER CARA NORTE, ÉPICA Y TRAGEDIA

El Eiger
El Eiger (Ogro en alemán) no es la montaña más alta de los Alpes, ni siquiera llega a los 4.000 metros de altura, pero el ascenso a su cima ha sido una de las aventuras más dramáticas y épicas del siglo XX. Aún día el ascenso por su cara norte, es muy peligrosa y es sumamente respetada por los temerarios que osan escalarla.
La historia de esta legendaria cima de 3.970 metros sobre el nivel del mar empezó en agosto de 1858  cuando se coronó por primera vez la cima por su cara oeste, desde entonces y debido a la fiebre sobretodo de turistas ingleses por los Alpes, se fueron consiguiendo otros hitos, pero no sería hasta bien entrado el siglo XX que se consiguió por primera vez.

El Eiger
¿Quién es el Eiger? El Eiger está en la parte noreste de los Alpes Berneses en la región Jungfrau-Aletsch-Bietschhorn, Patrimonio de la Humanidad desde el año 2001. Esta región se caracteriza por sus cimas por encima de los 4.000 metros como la Jungfrau 4.158 metros  o el Finsteraarhorn con sus 4.270 metros en medio de clásicos paisajes alpinos, dónde nada construido por el hombre puede rivalizar con la sobrecogedora belleza de la naturaleza. El Eiger es una mole granítica de más de 1.500 metros de pendiente vertical. Es conocida como la Nordwand (cara norte en alemán) o por Eigernordwand (pared norte del Eiger). También se le conoce como Mordwand (pared asesina) en un claro juego de palabras con Nordwand teniendo entre sus  víctimas al menos a 66 personas desde el año 1935. Actualmente y con los avances técnicos en escalada de los últimos tiempos, el mayor peligro se centra en los continuos desprendimientos de rocas, con lo que muchos escaladores optan por intentar la ascensión en invierno cuando la pared está endurecida por el hielo y por tanto no hay desprendimientos.
La primera gran visión del Eiger la tenemos desde la estación Kleine Scheidegg en la línea de la Jungfraujoch. En esta zona de inmensa belleza y de hoteles exclusivos se puede observar con telescopios a los escaladores intentar escalar la famosa cara norte de la mole. La línea de tren continua hasta la estación de Jungfraujoch a 3.454 metros sobre el nivel del mar (la más alta de Europa) pero antes un túnel pasa por las entrañas del Eiger, desembocando en una parada intermedia: la estación Eigernordwand a 2.866 metros de altura. La primera sensación al salir de los vagones es de intenso frío aún en verano, mientras nos dirigimos a los inmensos ventanales que hay para admirar la impresionante caida vertical de la norte del Eiger. Además en esta estación hay una apertura desde la cual se han llevado a cabo rescate de escaladores sorprendidos por las condiciones adversas de esta legendaria cima.
Kleine Scheidegg
Kleine Scheidegg
El inicio de una obsesión: El turismo tal y como lo conocemos hoy día nació en Suiza debido a la fiebre que hubo en el Reino Unido en el siglo XIX al descubrir los maravillos paisajes alpinos. En poco tiempo fueron construyéndose lujosos hoteles para acoger a sus distinguidos y ricos clientes. Y comenzó la fiebre por escalar todas las cimas de los Alpes suizos. Al Eiger le llegó el turno el 11 de agosto de 1858 y el primero en coronar su cima por la vertiente oeste fue un irlandés, Charles Barrington acompañado por dos guías locales. Hasta bien entrado el siglo XX se fueron consiguiendo otros hitos relacionados con el Eiger, pero la cara norte seguía inalcanzable para la humanidad.
El primer drama: Una vez superados la mayoría de los retos que ofrecía el Eiger quedaba enfrentarse al temido ascenso por su pared vertical en la cara norte. Todo empezó con la apertura de la ruta Lauper en 1932. Y a partir de aquí se iniciaron las hostilidades para ver quién era el primero en coronar el Eiger por su vertiente más peligrosa.
El primer intento lo acometen en 1934 Willy Beck y los hermano Kurt y Georg Löwinger que llegarán a los 2.900 metros antes de tener que volver por la apertura de la estación Eigernordwand.
En plena época de fanfarria nazi, el régimen se quiere atribuir los éxitos de los escaladores alemanes para poder así proclamar la supremacía de la raza aria y ya en 1935 dos jóvenes bávaros:  Karl Mehringer y Max Sedlmeyer se lanzaron a la conquista de la norte. Tuvieron que esperar varios días para ascenser debido a unas condiciones meteorológicas especialmente adversas. Cuando el tiempo mejoró empezaron a escalar. El primer día alcanzaron sin mayores complicaciones los 2.900 metros a la altura de la estación de tren dónde durmieron la primera noche.

Sedlmeyer y Mehringer
Sedlmeyer y Mehringer
Los siguientes dos días se caracterizaron porque apenas pudieron ganar unos metros de altura. La noche del tercer día empezó la leyenda negra del Eiger, ya que estalló una tormenta de nieve. Los escaladores comenzaron a tener síntomas de congelación y empezó una lucha contrarreloj por su propia supervivencia. En los pocos momentos que el tiempo aclaraba, los curiosos y los medios de comunicación podían ver en directo y cómodamente desde Kleine Scheidegg mediante telescopios los heroicos movimientos de los alpinistas. El tiempo tardó unos días en mejorar. Para entonces ya no se podía hacer nada por los dos jovenes alemanes que fueron encontrados muertos a 3.300 metros de altura en lo que se llamó el vivac de la muerte.

Observando las evoluciones de Sedlmeyer y Mehringer
Observando las evoluciones de Sedlmeyer y Mehringer
La muerte de los escaladores alemanes en 1935 suscitó aún más si cabe la atención del mundo en esta montaña suiza y en este contexto al año siguiente el 18 de julio los alemanes Tony Kurz y Andy Hinterstoisser de Berchstesgaden y los austriacos Angerer y Rainer iniciaría su tentativa por escalar la pared asesina.

  El Eiger continuaba inaccesible para el hombre tras la tragedia de Mehringer y Sedlmeyer en 1935, pero el hombre es aventurero, terco o quizás soberbio y es por ello que a pricipios de julio dos excelentes escaladores austriacos de la Escuela de Viena, Angerer y Rainer atacan la pared norte y tratan de superar los obstáculos de sus malogrados predecesores. Las dificultades meteorológicas de esos días les obligaron a vivaquear por debajo del muro rojo (Rote Fluh). Ante la imposibilidad de seguir avanzando, descendieron a su campamento en Kleine Scheidegg el 7 de julio de 1936. Su intención era esperar a que el tiempo mejorase y volver a acometer el ascenso. A pesar del primer intento fallido respondieron con humor a las preguntas de la prensa sobre las condiciones climatológicas adversas. "No, no, el vivac no fue tan espantoso. ¡Si sólo nos mojamos un poquito!
Croquis de la cara norte del Eiger
Croquis de la cara norte del Eiger
Si te perdiste la primera parte clica aquí 
Mientrastanto llegan al campamento dos bávaros de 23 años: Andreas Hintertoisser Toni Kurz en medio de una gran expectación de la prensa europea por ver quién es el primero en escalar la norte del Eiger y de la rivalidad de las naciones europeas por proclamar a su particular héroe.
Así el 18 de julio de 1936 y con el tiempo despejado los dos bávaros y los dos austriacos inician la escalada en cordadas separadas para unirse en una sola cordada de cuatro debajo del Muro rojo, dónde vivaquearon los austriacos a principios de julio.
La primera empresa seria en la que se ven inmersos los 4 escaladores es conseguir llegar al primer nevero, cosa que consiguen gracias a Hintertoisser, que con la técnica del péndulo consigue salvar un trecho de pared horizontal lisa e inescalable. Una vez han pasado los cuatro, retiran la cuerda ya que no consideran necesario mantener ese paso para la vuelta.
Toni Kurz
Toni Kurz
La multitud que se congrega con sus prismáticos y telescopios en la terraza del hotel Bellevue contemplan con asombro como suben los cuatro con una rapidez nunca vista hasta entonces. Mientras Kurz e Hintertoisser ascienden veloces hacia el segundo nevero por encima del muro rojo, Rainer y Angerer parece que tienen dificultades y han ralentizado su marcha. Seguramente una piedra de los numerosos desprendimientos que hay en la pared alcanzó en la cabeza a Angerer hiriéndole.
Andreas Hintertoisser
Andreas Hintertoisser
Ante este problema los escaladores alemanes tiran una cuerda a los austriacos para que suban y vivaquean en un pequeño nido de roca por encima del muro rojo. El alba del 19 de julio trae pocas novedades. Los cuatro siguen ascendiendo por el segundo nevero a un ritmo menor que el día anterior pero con paso firme y seguro a pesar de la herida de Angerer. Por la tarde deciden hacer vivac justo por debajo del vivac de la muerte dónde perecieron Mehringer y Sedlmeyer.
El lunes 20 de julio a las 7h se preparan para continuar ascendiendo hacia la cima. La noche ha tenido que ser dura, a más de 3.000 metros de altura, con temperaturas bajo cero y en un espacio en que apenas cabían los cuatro. A eso hay que añadir las condiciones precarias de Angerer. De nuevo Kurz e Hintertoisser toman la delantera y avanzan los primeros, pero los espectadores que se apiñan abajo ya ven que sus dos compañeros austriacos no les pueden seguir. También contemplan como los bávaros dan media vuelta y deciden volver para rescatar a sus compañeros de cordada. Decidieron renunciar a su sueño de coronar la norte del Eiger por rescatar a unos colegas.
Escena de la película
Escena de la película
El descenso por el segundo nevero es muy rápido, pero pierden mucha velocidad al pasar por el resalte de roca camino al primer nevero. Vuelven a verse obligados a vivaquear por tercera vez. Las fuerzas empiezan a escasear, más si tenemos en cuentan que cargan con un herido con cada vez menos movilidad.
Edi Rainer y Willy Angerer
Edi Rainer y Willy Angerer
El cuarto día, martes 21 de julio lo inician con las ganas y la fe de llegar abajo sanos y salvos. La lucha contra la cara norte ya no es por se los primeros en escalarla, ni por la aventura, el éxito o la fama, sinó por la supervivencia, por poder llegar a casa y abrazar a sus seres queridos. Ante ellos más de 900 metros de caida vertical, pero sólo queda atravesar el primer nevero, la fisura difícil y la travesía Hintertoisser. El ansia de vivir les hace superar el primer nevero muy rápido, pero la gente abajo, sólo ve a tres hombres. Bancos de niebla empiezan a aparecer y estalla una de las temidas tormentas de la norte del Eiger. El zumbido de los continuos desprendimientos de roca es aterrador, el siniestro sonido de los aludes de nieve que barren continuamente la pared hacen temer lo peor a los espectadores. El infierno se ha desatado allá arriba pero el ansia de vivir de estos hombres es más fuerte y en un breve momento que el cielo vuelve a dar una tregua, la gente grita de alegría cuando ve a los cuatro hombres aún vivos, aunque Angerer parece derrotado y carente de fuerzas.
Toni Kurz en acción
Toni Kurz en acción
Llega el momento clave para la supervivencia de los cuatro hombres: la travesía Hintertoisser que a la ida tan magistralmente salvase el gran Andreas. Ahora tiene que volver a poner el clavo, pero la pared ya no está como antes ni él mismo tiene la fortaleza del principio. Sus mermadas fuerzas y el hielo que cubre la roca hacen imposible sus esfuerzos por establecer el camino de vuelta. Lo intenta tercamente pero la cara norte del Eiger ya ha dictado sentencia.
Está a punto de comenzar la heroica resistencia de Toni Kurz, en lo que se considera una de las mayores epopeyas del montañismo.
Pocas historias me han impactado tanto como la lucha contra la muerte de Toni Kurz en la cara norte del Eiger. La carga de heroísmo, dignidad, resistencia, valentía y tenacidad quizás sólo  comparable a la de Leónidas y sus 300 espartanos, aunque esta historia sucedió hace decenas de siglos y la que nos ocupa en este artículo ocurrió el siglo pasado con lo que resulta más cercana y estremecedora.
Cara Norte del Eiger
Cara Norte del Eiger
En el anterior capítulo, vimos como el paso por la travesía Hintertoisser era imposible. La funesta decisión de retirar la cuerda a la ida y el mal estado de la roca hizo imposible su paso por ahí y eso que los cuatro escaladores lo intentaron cuando aún era de día.
Vista la imposibilidad de continuar por la travesía, los espectadores que estaban abajo contemplaron con horror con sus prismáticos como, en una decisión de pura desesperación, empezaron a bajar por el resalte, de unos sobrecogedores 200 metros de profundidad.
Según Kurz, cuando escuchó a Von Allmen, el guardavía del Jungfrau le comunicó la tragedia de la cordada. Hintertoisser cayó hasta el pie de la pared, Rainerer fue arrastrado por una cuerda hasta el mosquetón y debió morir congelado y Angerer colgaba bajo Kurz ahorcado por su propia cuerda.
Así 3 guías de montaña de Wengen avisados por Von Allmen fueron al rescate de Toni, contradiciendo las propias instrucciones del cuerpo de no estar obligados a socorrer a los cada vez más osados y temerarios que pretendían escalar la cara Norte del Eiger, ya que entendían que estos sabían muy bien a qué se exponían al tratar de ascender por la temida pared.
Actores que interpretan a Kurz e Hintertoisser
Actores que interpretan a Kurz e Hintertoisser
Al final, las órdenes escritas son papel de borrajas cuando lo que está en juego es la vida de un ser humano, y los bravos guías de montaña no estaban dispuestos a abandonar a su suerte a un hermano de montaña.
La línea Jungfrau puso a disposición de los guías su tren cremallera que los dejó en la estación intermedia de Eigerglestscher, dónde salieron al infierno de roca, nieve y hielo a través del boquete que hay dispuesto.
Consiguieron avanzar, a pesar de las duras condiciones climatológicas, hasta 100 metros por debajo de Toni Kurz, que en esos momentos colgaba de un anillo de cuerda. Toni les informó que tenían que llegar desde arriba ya que los 100  metros que les separaban estaban ocupados por el vacío. Pero el estado de la pared, el tiempo y la hora, pues estaba anocheciendo, conviertieron la empresa en imposible.
La temida cara norte del Eiger
La temida cara norte del Eiger
Ante los gritos de desesperación del bravo escalador, le prometieron que volverían cuando naciera el nuevo día. Acongojados y abrumados, los guías imploraron a Toni que resistiera una noche.
No hace falta tener mucha imaginación para saber la tortura que pasó esa noche, colgado de un anillo de cuerda bajo la oscuridad, la tormenta, el intenso frío, el desprendimiento de piedras, la extenuación y el miedo a morir.
Durante esas terribles horas, témpanos de hielo de más de 20 centímetros le colgaban de las púas de los crampones, la mano izquierda se le congeló dejándola totalmente inutilizada, pero Kurz aguantaba.
Cuando al alba volvieron los guías de montaña, a los cuales se unió un nuevo miembro, comprobaron que la llama de la vida de Kurz no se había extinguido. Este hombre estaba dispuesto a desafiar las leyes de la naturaleza y a superar los límites de la resistencia física.
Pero pronto vieron que la empresa iba a ser muy complicada ya que comprobaron con horror como las rocas seguían heladas y hacían imposible su paso por ahí, incluso para estos expertos montañeros.
Toni-Kurz
Toni-Kurz
Aún así consiguieron avanzar a unos escasos 40 metros de Toni aunque no lo podían ver a causa que el desplome se abombaba mucho sobre el vacío. Necesitaban otra cuerda para que Kurz salvara esa distancia, pero no sabían cómo hacérsela llegar. Lo intentaron con cohetes, pero no sirvió de nada. Le preguntaron si tenía un cordino (cuerda auxiliar de menor diámetro que una normal) pero Kurz respondió negativamente.
La única solución posible era hacer que cayera el cuerpo inerte de Angerer y aprovechar su cuerda para continuar bajando. Pero para hacer eso se requería de un esfuerzo sobrehumano y más, teniendo en cuenta las condiciones físicas de Kurz, su mano congelada y totalmente inútil, pero los guías oyeron como durante una eternidad Kurz manejaba el piolet con su única mano sana y consiguió cortar la cuerda por arriba, aunque Angerer no cayó al haberse quedado congelado y pegado a la roca.
Después de este acto de valor y resistencia consiguió 8 metros de cuerda es un estado lamentable, rígida por el hielo. Durante 5 extenuantes horas se dedicó a destrenzarla con su única mano disponible y los dientes, un trabajo que en condiciones ideales es muy complicado. Durante ese tiempo se produjo un terrible alud que pasó cerca de los guías y durante el cual vieron pasar el cuerpo de Angerer. La espera fue angustiosa, pero Kurz y su tenaz determinación consiguieron lo imposible y bajó el cordel.
Escena de la película
Escena de la película
Los guías, exultantes ataron a él cuerdas, clavos, mosquetones y martillo, y Kurz consiguió izarlos y preparar el anillo de cuerda. Poco a poco iba descendiendo, al límite de sus fuerzas cada vez se debía sentir más cerca de la salvación. Los guías vieron aparecer sus piernas bajo el desplome, pero entonces el nudo que unía las cuerdas chocó con el mosquetón. Era demasiado grande y no pasaba por el mismo. Los rescatadores le imploraron un último esfuerzo más, Toni se quejó, estaba al límite, pero se inclinó e intentó deshacerlo con sus dientes, pero su torturado cuerpo ya no respondía, sus fuerzas se había agotado y estaba cada vez más próximo a la muerte.
Los guías, desesperados, siguieron gritándole, instándole a que sólo quedaba un nudo y que hiciera un esfuerzo más y podría dormir caliente y recuperarse, pero a Kurz sólo le quedaron fuerzas para decir " No puedo más" , una frase dramáticamente simple pero que resume la titánica lucha de este alpinista. Colgado en el vacío y a escasos metros de los escaladores murió el escalador bávaro, dejando conmocionados a los guías de montaña, que estando tan cerca, no pudieron hacer nada más para ayudarle.
Kurz no se rindió nunca, llevó su lucha hasta la extenuación y exploró los límites de la resistencia humana, y la tenacidad por seguir viviendo, cuando lo más fácil era dejarse llevar y morir. Los guías quedaron muy afectados y alguno de ellos declaró ser el día más triste de su vida.
Cartel promocional North Face
Cartel promocional North Face
La cara Norte del Eiger se había llevado por delante a cuatro bravos y experimentados escaladores, pero esto no iba a echar atrás a otros escaladores y alpinistas en su afán por ser los primeros en escalar la pared asesina.

Fuente: Vacaciones por Europa

martes, 15 de agosto de 2017

II PEDRUSCO TRAIL ( Hay mucha vida mas allá de los dorsales)









Me es muy fácil resumir lo vivido hace ya un tiempo el la Pedrusco me basta con una palabra " BRUTAL" sin embargo explicarlo para quien no estuvo ya no me es tan sencillo, se abre el nuevo día, subir hasta dejar Ubrique allá abajo, muy abajo, Sierra caliza que deja que la ansiada agua se filtre hasta sus entrañas, somos testigos de la lucha del hombre por retenerla, pilones tallados a golpe de cincel y sudor en la roca, alfanjes, llanetes para el carboneo donde mi padre iba con apenas 10 años, aljibes obras de arte rural testigos del paso del tiempo, un guiño desayunando gañotes en el  Salto del Gamón, charla, risas, pasa rápido el tiempo y lentos los kilómetros,  piedras, de pronto una bajada imposible, los cinco sentidos alerta, y eso gasta, sin apenas darte cuenta va cobrando su tributo. Apenas perceptible la calzada medieval nos acerca a un nuevo ascenso, largo y por momentos  casi vertical, sudor, simas y cimas, unas cervezas escondidas en el mar de caliza, risas y complicidad,  siempre adelante y siempre juntos, como ese toque de locura que es lo que nos junta, lo que nos une, amigos tan distintos pero aquí tan iguales. Por un rato transitamos por el camino de Villaluenga a Grazalema, antaño única vía de comunicación, hoy territorio bandolero, pero de bandoleros modernos de los de mochilas Salomón y bastones de carbono, Practicamente 30kms y 3.000 sufridos y disfrutados metros de ascensión, ya no subiremos mucho, pero no por eso será más fácil, un túnel, capricho de la naturaleza nos deja al filo de la Sierra del Endrinal, abre el horizonte por un rato, está Sierra verde medio año pero seca y áspera a poco que no llueva nos obsequia con un chorro de agua que nos da la vida,  tras un puñado de horas cuando el cansancio se va apoderando de las piernas y de la mente no exagero al decir que nos sobrecoge a la vez que nos  empequeñeze cruzar por el interior la falla del Salto del Cabrero infinitas paredes verticales a uno y otro lado, los buitres, agazapados junto a sus nidos son  testigos de nuestro paso, el silencio sólo interrumpido por el batir de las alas de los que deciden despegar.  Puente Carrero, cuantos siglos, cuantos caminantes y viajeros, en la última senda se nos esconde el sol, un viaje de doce horas, partimos al amanecer, pero no terminamos al anochecer, tan sólo hacemos un alto hasta la próxima, hasta siempre.

P.D. Y más cervezas, y más risas y más...


lunes, 14 de agosto de 2017

LAS DOCE DE.................MANUEL MERILLAS


Las doce de..... nos dan la oportunidad de conocer un poco mas a Manuél Merillas, un gran palmarés a sus 26 años, unos records en el Anillo de Picos que costará trabajo arrebatárselo, un corredor al que da gusto seguir por su simpatía y humildad que empieza a ver la luz al final del túnel de una larga lesión, no duden de que volverá con mas fuerza.
NOMBRE: Manuel   Merillas Moledo 


EDAD: 26 años


DEPORTE (actividad): Carreras por montaña y esquí de montaña
POBLACIÓN: Valseco (León )

 1.- ¿Cómo y cuándo empezaste a practicar?
Empecé a correr a los 18 años,para mejorar en el fútbol,pero al final me engancho mucho más la montaña ya que desde pequeño en mi casa ya fuera con el ganado o el día a día era estar en el monte.

2.- ¿Qué tiempo semanal dedicas?
Según el tipo de semana que sea, pero entre 16 y 30h

3.- ¿Qué consejo das para quién empiece a practicar?
El consejero que doy siempre es el más sencillo,disfruta con lo que haces y corre o entrena en lugares que te guste estar.

4.- Mejor momento deportivo 
Conseguir cumplir lo planeado en cualquiera de los dos anillos de los picos de Europa 


5.- Peor momento deportivo
La lesión de la que me estoy recuperando después de más de un año

6.- Un/a deportista al que admires
Fran Piñera sin duda el corredor de montaña más completo que conozco

7.- ¿Qué haces para motivarte?
Nada en especial,las ganas y motivación si estoy bien llegan solas

8.- ¿Qué haces cuándo no practicas?
Descansar,estar con la familia o amigos y planear retos que hacer.

9.- ¿Qué objetivos futuros te planteas?
De momento sólo son proyectos tanto para la bici como corriendo y después de la lesión son muchos

10.- ¿Tu pareja también practica?
Si
11.- Respuestas rápidas.

Libro: un burKa por amor

Película: Océanos de fuego

Comida: castañas asadas 

Bebida: agua 

Animal de compañía: Mi perro Zar

12.- ¿A quién nos recomiendas para una próxima entrevista?
A salvador Calvo , Fran Piñera


martes, 7 de febrero de 2017

CARRETERA DE LA MUERTE 2017 -CRÖNICA

 Cinco de la madrugada y suena el despertador en la pensión El Americano de Almería, entre bromas se respira la tensión de saber lo que queda por delante, La Carretera de la Muerte se pone en marcha por novena vez, todos tenemos muchos kilómetros en las piernas, muchas carreras y muchas quedadas, pero esta es especial, tiene un sentido humano mucho mas allá que cualquier otra y a ninguno le gusta fallar en una ocasión así. Desde aquel día del año 2007 en que Paco Contreras lo intentara en solitario por primera vez son nueve ediciones ininterrumpidas , Mark Wolley y Paco en todas ellas, Francisco Berben, Javier Hernandez, Juan Fernandez con varias ediciones y yo como novato, los primeros trotes, túneles hacía Aguadulce, momentos de charla y de bromas se entremezclan con otros de silencio, concentración y reflexión sobre el motivo por el que estamos allí, el sentido de la marcha este año es contrario a la desbandá por cuestiones logísticas, el viento de poniente se suma a la fiesta desde el principio y promete que nos acompañará dando de frente hasta el final, no pasa nada, no tenemos derecho a quejarnos como no podían hacerlo hace ochenta años, primer repostaje en  apenas cuatro horas de trote, vamos en autosuficiencia sin mas asistencia que lo que podamos comprar por el camino por lo que hay que aprovechar por si tenemos tramos largos sin nada abierto, la apertura de la autovía ha traído algo positivo con la reducción del trafico, pero a la par algo negativo, cierran bares y gasolineras por falta de clientela. La aproximación al Ejido ya nos empieza a poner en nuestro sitio la inalcanzable torre que parece que mientras mas corres mas se aleja, y sabes que la vas a alcanzar, pero la mente juega contigo y llegas a dudarlo, como sería para esa caravana humana, vergüenza de nuestra especie que en demasiadas ocasiones parece de todo menos eso, menos humana, por fin queda atrás y poco a poco volvemos a pegarnos a la costa, atravesando Adra, hay otra constante, cuando recorres largos tramos de carretera ansias llegar a una población pero cuando la cruzas se hacen largas, estiradas sobre la costa con polígonos a la entrada y a la salida, así se van echando kilometros a la espalda que van pesando en las piernas, cada vez se levantan menos los pies del suelo, cada vez son un poco mas largos los tramos de silencio con la mirada al frente, o agachando la cabeza por el azote del viento, nos adentramos en la provincia de Granada, en Aguadulce se nos une Antonio Pozo para acompañarnos hasta Nerja, y cae la noche, arrecia el viento y la historia se repite en la interminable recta que lleva a Salobreña, cuando volvemos a pegarnos al mar, ahora con acantilados es imposible no acordarse de esos miles de refugiados en su propio país, acantilados a la izquierda y a la derecha el mar o mas acantilados convertirían esos tramos en autenticas ratoneras, bombardeados desde el aire, desde tierra y como cuentan los supervivientes también desde los barcos que disparaban a la sierra para que la gente muriese aplastada por los desprendimientos. Seguimos adentrandondos en la madrugada, la hora de los monstruos la llamamos por las fugaces alucinaciones producto del cansancio y el sueño que hace estragos en algunos, la pinacha de un bosquecillo de pinos se convierte en un colchón de lujo para una cabezada de apenas media hora para recuperar algo de  ¡fuerzas, pero que también sirve al arrancar de nuevo para darnos cuenta de lo castigado que va el cuerpo, a partir de Almuñecar se suma a la fiesta y sin que nadie la invitara la lluvia, fría y con ganas no nos abandonaria hasta el amanecer, nadie dijo que esto iba a ser fácil, en febrero de 1937 provocó el desbordamiento del rio Guadalfeo, convirtiéndolo en la tumba de muchos niños y mujeres que no pudieron cruzarlo, constantes subidas y bajadas, los acantilados de Maro-Cerro Gordo vuelven a recordar una ratonera, trozos de la carretera antigua parece que traen a nuestra retinas imágenes de lo que fue aquello, bajo nosotros el asfalto en buen estado, buenos zapatos, ellos cuentan que iban por gravilla que rompia los suyos y se vendaban los pies con trapos para protegerlos. En Nerja se suman Antonio y Paco Contreras padre ( Super Paco) para los últimos cincuenta kilómetros, también Elías, Mónica y Elena que nos dará, ahora si, asistencia con el coche, y duele vaya que si duelen los kilómetros, aparecen las ampollas y las lesiones, pero nadie dice la palabra abandono, el viento aprieta y las piernas duelen, pues se baja el ritmo, nadie nos va a cerrar un control de meta, lo importante es llegar, intentar que lleguemos todos sea a la hora que sea, Rincón de la Victoria con su ambiente te hace creer que ya estas, pero es mentira ya los kilómetros miden mucho mas de mil metros, anochece por segunda vez cuando cruzamos los túneles de la Cala del Moral, donde Paco me cuenta cuando pasaba el tren, en sus paredes marcas del bombardeo, se aproxima el final vas deseando llegar, descansar y que se pasan los dolores, pero en un rinconcito del corazón da pena que se termine esta aventura, esta experiencia brutal en todos los sentidos que seguro nos marca un poco mas para siempre, por poner aunque sea una pequeña porción de un pequeño grano de arena para que esta barbarie, no caiga en el olvido, esta sinrazón que por desgracia hoy, ochenta años mas tarde se sigue produciendo en muchos lugares del mundo, en mi caso, las últimas zancadas, los últimos recuerdos van para mis abuelos, para mis padres y tantísimos familiares víctimas de esa maldita guerra fratricida.
P.D, Entre todo esto también muchas bromas, risa y chistes, malos,pero al fin y al cabo chistes jejeje.
P.D. GRACIAS 1 a mis compañeros, sois grandes y me considero un privilegiado por formar parte de esto,
GRACIAS 2 a todos los que nos habéis acompañado, dado asistencia y ánimos, sois muy importantes también.
GRACIAS 3 a mi familia que me permite hacer estas y tantas cosas, os quiero.

miércoles, 1 de febrero de 2017

CARRETERA DE LA MUERTE 2017

Con los zapatos de ellos, de ellos dos y de otros miles mas, en febrero de 1937 se producía en Málaga la Desbandá, las tropas nacionales entraban en la capital mientras miles de personas huían por carretera hacía Almeria, " La carretera de la muerte" mientras se producía, esa penosa caravana humana era bombardeada desde tierra, mar y aire estimándose los muertos entre 3.000 y 5.000 civiles, algunos entre ellos mis abuelos optaron por volver a su pueblo, no corrieron mejor suerte, penurias en el caso de ella y un simulacro de juicio con el triste final de su fusilamiento-asesinato. Unos meses antes mi otro abuelo tuvo que refugiarse en el poblado de la Sauceda, con una historia interesantísima de conocer desde siglos antes, ya la mencionaba Cervantes como refugio de fueras de la ley, por desgracia fue destruida  por la aviación alemana incluso  antes de la famosa Guernica, misma historia con otro desarrollo pero idéntico final, la muerte, un día salió se despidió de mi padre que tenía 8 años y posiblemente lo último que vio de el fueron sus zapatos, los mismos que se dejan entrever en la foto cuando 78 años mas tarde fue desenterrado de la  fosa numero 4 individuo 1 en un terraplén de la finca El Marrufo. Por ellos, por todos, por la memoria de tantas injusticias, como si fuésemos dentro de sus zapatos recorreremos los 215 kms  que separan Almería de Málaga. Imposible no pensar en esto al ver las nuevas caravanas de refugiados del siglo XXI, por desgracia la historia de repite, una utopía soñar que un día en ningún lugar del planeta suceda esto, que dentro de 80 años no se encuentren otro par de irreconocibles zapatos.
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