“Yo hago lo que tu no puedes
y tu haces lo que yo no
puedo.
Juntos podemos hacer grandes cosas.”
¡ Regad con vuestro sudor nuestra cosecha! Aquí tenéis nuestro valle
¡¡¡CONQUISTADLO!!! La garganta de Chito
desgarra la madrugada, en la de los corredores un nudo, frontales iluminando
ilusiones con la esperanza de que el camino no las apague, primeros pasos por
Gaucin que nos llevan al Castillo, en las mentes castillos en el aire con el
deseo de que no los derrumbe el viento del Valle, no hay duda, se dejaran el
alma para que eso no ocurra. El capitán
marca la primera muesca, el Rio Genal hace de columna vertebral al recorrido
donde miles, millones de Castaños comienzan a vestirse de ocre, el Valle de
Cobre lo llaman, ahí vamos nosotros, somos uno pero somos cuatro,
definitivamente cuatro corazones, ocho piernas pero un solo individuo, mucha
prudencia en los primeros compases nos eleva al Jardón, un poco de niebla que
viene a recordarnos que ahí está su casa aunque el viento de levante no la deja
hoy quedarse. Aquí se escondía la trampa, cada año esta carrera es un viaje muy
diferente, donde todos veíamos que empezar con lo más duro del recorrido lo
haría más benevolente se convirtió en todo lo contrario, el desgaste inicial se
haría patente mas tarde haciendo mella en los maltrechos cuerpos, nosotros lo
teníamos claro, siempre, pero especialmente en equipo resistir es vencer,
avanzando con paso firme, nuestra guerra era con nosotros mismos, conscientes
de nuestras fortalezas y debilidades, o sea de nuestras circunstancias.
Genaguacil, cabecera del rio y del Valle es el punto de inflexión donde se
empieza a encarar “el otro lado”, tras
los Riscos, islote de afilada caliza, el azul pitufo de Juzcar nos ofrece
vituallas y breve descanso para reanudar la marcha, vamos templando pero en la manga
un as escondido, un puntito guardado, cae la noche al llegar a Alpandeire, si
uno flaquea todos flaqueamos, seguimos siendo uno, y pasamos Atajate, cansados
como no puede ser de otra manera a estas alturas pero con fuerzas para sacar el
as escondido, subir esa marcha y empezar a pasar compañeros a los que los
kilómetros comienzan a medirle mas de mil metros, a los que la ansiada meta de
Gaucín se les antoja mucho mas lejos que momentos antes. Seguimos hasta las
últimas subidas donde por momentos somos prudentes y por momentos nos pueden
las ganas de llegar, y allí, mas ricos, mucho mas ricos que 21 horas antes
volvemos a ver el Castillo, trote firme y porque no, orgulloso nos lleva a
cruzar la meta, hemos resistido, abrazos, risas, HEMOS VENCIDO P.D: por siempre agradecido a Luis Amores, Pepe Godoy y Juanma Urbano por ser grandisimos compañeros en este viaje.
Precioso Perico.
ResponderEliminarENHORABUENA
Graciasss
EliminarQue grande Periko con ese pedazo de cronica me as vuelto a recordar lo '' tonto '' que fui al no inscribirme este año seguro que el año que biene me vuelvo a inscribi .Un saludo y mi mas enhorabuena por ese carreron
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