jueves, 23 de mayo de 2013

LOS 101 " VISTOS" POR JAVIER FRAN SIN




Cuatrocientos cuatro kilómetros sierrarrondeños
ya recorridos primeros ciento uno que recorrían kilómetros fragosos, como de "trail":
Ultradistancia hecha semiultrarresistencia.
Aunque no mi mejor crono, sí mi mejor clasificación, dentro de la primera mitad de entre todos los inscritos.
Inicio en cola,  mil adelantados, o más, a  lo largo de la carrera,
quinientos puestos la mejora en la segunda parte,
pies firmes a lo largo de todos los tramos, rodillas que en cambio
se resentían desacostumbradas trotando unos cuantos kilómetros seguidos.
Solamente cerca de  la meta lo corrido en la segunda parte,
Correteos solamente en la primera.
Cuanto placer insano adelantando a tantos competidores
a tantos coparticipantes, acostumbrado a no adelantar
en carreras cuyos itinerarios discurren casi totalmente,
o en la mayor parte,por sendas, riscos, barrancos y vericuetos.
También en ésta puestos perdidos en el tramo arriscado, suficientemente breve,
para haber sido solamente unos cuantos.
El año que viene espero que me depare
mi primer lustro de a cientos uno.
¿Cómo celebrarlo?,¿Con qué emociones? comoquiera,
primer ritual telúrico completado de este año.
cumplido con Ronda, la Arunda ibérica,
Por venir el rito alrededor del Moncayo,
De la montaña que preside la égloga
De Marcial a su Hispania,
Hace casi dos mil años.
En esta ocasión,  la organización tenía preparados
Tramos preterminales que colmasen a fondo
El lema del dorso de la sudadera:
Fruición y aliciente
Retrospectivos
Habiéndolos superado. ¿como debieron de sentirse
Quienes yendo al límite no se los temían?
Ambivalencias.
En cualquier caso es preferible, o casi,
Sucumbir ante retos incrementados
En comparación con llegar a meta
Manidamente, empero, si fueran
iguales que las del año pasado las temperaturas,
Quizá ni la mitad, o apenas, hubiera completado a tiempo.
Plantearse la eventualidad fe cara a lo venidero estimula
abriendo ventanales de contingencias a la mente y a la mentalización.
Tramo pictórico en lo visual de cerebro cuyas imágenes
llevan lustros sin ser oculares, exceptuados retazos de luces y lapsos de imágenes:
Rosario de  lámparas frontales por los riscos de hacia los kilómetros nonagésimos
Y pies de guía hollando el terreno, a mi vera, sin apenas poder ver dónde pisaba
Dejándome a mí la angosta senda que quien la veía, era de entre los dos,
era el quien no la hollaba. Niguna caída en tramo alguno del recorrido,
Ni siquiera punterazo alguno que ennegreciese uña,
Mano mía en contacto con homóplato de él, o al hombro
A lo largo de casi todo el itinerario, pocos tramos utilizando bastón de montaña 
cual barra direccional. Lo anduvimos, y a ratos recorrimos,
fluyendo sin dificultad como el curso térmico, suavemente,
Del día media hora quitando piedrecillas por  las hormas
de las zapatillas, en total:
¡Cuán tontas demoras!Tobilleras al efecto a la próxima.
Contractura residual precisamente acabada de superar
a lo largo de los ciento uno, mediante los ciento uno,
como exsudada entre la camiseta y el chubasquero,
Quizá excesivamente recio, incluidos escalofríos
desacostumbrados por mero sudor en quien en invierno
duerme todos los días en prepirineo dejando abierta
la ventana.
Ninguna torcedura de pie en quizá cien mil pasos
A ciegas, no tan a ciegas, sino sensando
Sobre la marcha el terreno en cada hollarlo
Contando con la dirección de guía que me lazarilleaba
como si no fuera  la primera vez.
Hay algo en común a ya varios guías,
Expertos corredores ellos, que sin saberlo,
Sin proponérselo, van quedando aptos
Para danzar conmigo decenas y decenas
De kilómetros coordinándonos
como si muchas veces lo hubiéramos ejercitado,
y cada vez va haciéndose mayormente tenue,
liviano el contacto en proporción al terreno
Como si fuese surgiendo telepatía táctil,
un grado más de ella con Pedro.

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