lunes, 6 de noviembre de 2023

EL OCHO ANDALUZ, CIEN MILLAS SIERRAS DEL BANDOLERO Y ULTRA TRAIL GENAL NON STOP

                                                 


                    

Viernes a las 17h 45m de primeros de marzo, la plaza de Prado del Rey es un hervidero de gente, corremontañeros ataviados con sus mejores galas, reencuentros, sonrisas nerviosas, ruido y expectación mientras se comparten abrazos, y miedos frente a lo que se avecina------------

Viernes de mediados de octubre del 2020, año de miedos y pandemia en el mundo, también en la plaza de Prado del Rey, que muestra su indiferencia a dos tipos ataviados como los de marzo, pero solo animados, que no es poco, por su voluntad indomable ante lo que sueñan, ante lo que se disponen a realizar.

Dos bucles cuasi infinitos, cada uno de por sí, así, sin más ayuda que lo que encuentren por el camino es un gran desafío, cerrar los dos círculos juntos raya la locura, la sinrazón que solo encuentra justificación en las cabezas de algunos pocos que piensan, sin pararse a pensar mucho, que en la vida algunas veces salirse del guion establecido puede ser lo que te haga encontrar ese sentido a la vida, a valorar lo que tenemos incluso a querer a los que queremos, a luchar por lo que ansiamos.

Cien Millas Sierra del Bandolero, Ultra Trail Valle del Genal, dos pruebas deportivas nacidas de la necesidad de mostrar al mundo nuestra Andalucía, su belleza, su riqueza natural y como no, sus paisajes y paisanajes, esas gentes que con su sudor, su esfuerzo, el apego al lugar que los vio nacer y crecer asisten a estos tiempos modernos de tecnologías, de utilizar el botijo y las lonas  a ver pasar a estos disfrazados con sus ropas deportivas y sus mochilas ultramodernas, unir estas dos carreras, símbolos del sur, y si, para quien quiera verlo, nuevas  generadoras de riqueza para esa España vaciada tan necesitada de un empujón, como decía, en la cabeza unir las dos ultras , recorrer la Serranía de Ronda, desde el Parque Natural Sierra de grazalema y Libar , Valle del Guadiaro y del Genal en un viaje que en parte solo sería de ida, pues a buen seguro un trocito de nosotros se quedó allí, donde en un tiempo futuro cuando el cuerpo no permita el viaje físico, con solo cerrar los ojos, con solo apretar el saco de las vivencias, volveremos a esos senderos, a esas oscuras noches, a beber de esas fuentes, a cruzar ese pueblo, a esa mirada que sin decir nos lo decíamos todo, a vivir.


Primeros compases  y  primera lección, un par de despistes tontos en la puerta de casa hacen que espabilemos y nos grabemos a fuego que no hay lugar para la relajación, serán muchas horas, el límite autoimpuesto es tantas como la suma de los tiempos máximos para cada prueba, 74 horas, un suspiro, una vida en la que cualquier error nos puede mandar para casa y no hemos venido a eso, cae la primera noche, como otras tantas veces en el Albarracín, solo que esta vez no estarán los amigos en el Boyar para decirte que precaución al cruzar la Sierra, la noche es preciosa, pero a la par puede ser traicionera en un territorio que a la vez puede ser amable y hostil. Portamos una baliza gps spot, gracias a ella, los amigos y familia pueden saber dónde estamos e incluso en caso de necesidad con pulsar un botón se activarían los servicios de emergencia,


Hay quien dice que no le gusta la noche, que el mundo mide tanto como los metros que alcanza el frontal, no es así, si te dejas empapar por la situación, puedes sentir el rumor del viento en las copas de los árboles, el ruido esquivo del curioso animalillo que se esconde, pero quiere ver lo que ocurre, esa corriente fresca que te indica que estás llegando al collado. En esas andábamos tan ensimismados en nuestros pensamientos, confiados en el total conocimiento del recorrido bandolero que no nos percatamos de que el gps había dejado de funcionar, un problema grande en el Genal donde nos seria imposible conocer el camino, Ronda, podría ser una excusa para dejarlo, pero en la balanza ganaban los mil motivos para seguir. Cuan complicado a estas alturas es recordar muchos momentos, principalmente porque el absorbente TODO de la vivencia oculta muchas de las partes, así que no creo que pueda extenderme mucho, no es una cronología de los hechos, es el deseo de dejar en negro sobre blanco lo que supuso, la constatación palpable de que lo excitante y la aventura vive en la puerta de nuestra casa, solo hay que buscarla con los ojos adecuado. Transcurre la madrugada, dejamos atrás Ronda, bandolera por excelencia para enfilar mientras nos amanece el Valle del Guadiario, siempre frío cuando lo roza el alba, sin embargo, si el dios de la orientación nos dejó sin el gps, el de la meteorología nos bendeciría con unos días de inmejorables temperaturas. Sumidos en nuestros cálculos, sin un solo bostezo en toda la noche y contentos porque a pesar de considerar un ritmo prudente llevamos varias horas de adelanto alcanzamos Jimera de Libar, donde abandonaríamos por más de un día la primera ultra para junto con Atajate formar ese nexo de unión entre CMUTSB  y GVVG, entre los límites, también geográficos del Parque Natural Sierra de Grazalema y Libar y el Valle del Genal, no lo he dicho, al deseo de hacerlo en un tiempo límite solo le pusimos una condición, una clausula en nuestro contrato autoimpuesto.

El incomparable valle sin gps  se nos convertiría en el laberinto del Minotauro, pero firmes y sin caer en la desesperación por las innumerables salidas del recorrido hallábamos una y otra vez  el hilo de Ariadna que nos permitiría avanzar hacia  la salida, un pueblo tras otros, una bajada al río, para remontar de nuevo y como en una interminable montaña rusa regresar al fondo del valle, no recuerdo donde nos alcanzó la noche, pero si que en Gaucin pudimos repostar bien para afrontarla, tampoco me da la memoria para saber en que lugar se le partió un bastón a Victor, podian habernos dado uno, pero quisimos mantener la filosofía de realizarlo sin apoyo externo, lo llamo semi-autosuficiencia, pues cargamos con todo lo necesario, excepto porque nos dimos la oportunidad  de comprar alimentos  en tiendas y bares, cosa que nos resultaría un poco engañosa, pues en invierno en esos pueblecitos pasamos muchos sin encontrar nada abierto. Y avanzamos formando un duo, que podría tomandome la licencia,  llamar “un duo de uno” no se me viene a la cabeza ni una desavenencia, ni un reproche, todo lo hicimos de buen acuerdo, y
creanme que no es nada fácil cuando aflora el hambre, el agotamiento, el sueño, y así sorteando el Capitán fuimos sorteando también la segunda noche, y sabiendo que llegaría la tercera nos fijamos dar una cabezada antes de que apareciesen los fantasmas , si es que no lo habían hecho ya, en Genaguacil, en la parada de autobús, con al menos un techo que nos diese cobijo del relente de Octubre , envueltos en la manta térmica apenas dormimos 40 minutos y nos pusimos de nuevo en marcha, en la primera parte  le ganamos unas horas a las previsiones que ahora estábamos consumiendo por la dificultad de seguir el trazado a golpe de ir sacando el móvil, así que las elucubraciones sobre distancias tiempos y ritmos eran constantes cosa que nos mantenía distraídos mucho tiempo.

Casi coronando el techo del valle, otero inmejorable al levantarse el día, nos  vuelve a amanecer, la recarga de energía  que trae consigo el alba se vio multiplicada por el hecho de que Jorge Perez saliese a nuestro encuentro y se uniese durante unos kilómetros , único momento donde rompimos la dupla para convertirnos en trío, Igualeja, otro empujoncito, la familia de  Victor nos espera y si a mi me alegró no llego a imaginar lo que supondría para el, los Nonos, siempre haciendo grande su tierra nos ofrecieron una cerveza, gracias pero la compro yo, si no sería ayuda externa. Cartajima, Juzcar, Alpandeire....caminos, vereas, arroyos, castaños, a modo de alfombra roja el lecho de hojas,  vamos cerrando poco a poco el bucle del Bosque de Cobre, saboreando a cada paso la esencia del Genal, testigos privilegiados de una forma de vida casi anclada en otros tiempos, naturaleza en vena, una ventana al exterior, una manera de sentir lo que nunca debió de dejar de ser, bueno es recordarlo aquí, en un año marcado por la terrible pandemia, por la falta de libertad y el miedo a vernos encerrados......la madre natura sigue su curso “a pesar”del ser humano. La tercera noche, es evidente, llega acompañada de la incertidumbre de como responderán los cuerpos al agotamiento y la falta de sueño, nos adentramos en la oscuridad sabedores de que ya son mas de 50 horas sin prácticamente descanso  los kilometros en las patas deben de rondar los 200. Se nos presenta otro escollo a salvar,  el frontal decide quedarse sin bateria antes de arribar a Alpandeire, ahí, como Judas negó tres veces a Cristo, nos negamos a recibir ayuda externa por tercera vez cuando Ilde nos ofrece prestarnos uno, así que durante unas horas seremos  dos tíos, tres bastones y un frontal, bueno quizás miento en lo de que somos dos, a esa altura de la actividad, y teniendo en cuenta que el viernes nos levantamos a trabajar antes de la salida ya pasábamos holgadamente de las 60 horas donde habíamos dormido  poco mas de media,  las alucinaciones habían aparecido hacía tiempo, en la cabeza de Victpr nos acompañaba “el otro” y se preguntaba porqué no opinaba sobre las decisiones que tomamos a cada momento, ese árbol que es una persona que nos ve pasar, la piedra que es una vaca y te retiras un poco vaya a tener terneros y se te arranque,  y créanme amigos, tu sabes que no son de verdad pero los ves con la misma claridad  que  nos vemos entre nosotros, extraños juegos de  la mente en esos momentos de fatiga y privación de sueño.

Atajate,  cerramos el valle y bajamos los kilómetros de asfalto buscando retomar el recorrido Bandoleros que dejamos muchas horas y zapatazos atrás, trotamos y en ese momento veo las piernas de alguien que nos acompaña, “el otro” era Kenenisa Bekele, todo el descenso lo miraba de reojo, porque me daba cosa mirarlo directamente, así que si, en una oscura noche , entre el Valle del Genal y el del Guadiaro  mi amigo y yo corrimos con un cuádruple campeón olímpico, y no lo pongan en duda , porque yo lo vi.

 Jimera de Libar, toca el descanso, empezamos a hablar de la posibilidad de además de bajar de las 74 horas que nos marcan las imaginarias organizaciones tal vez podríamos hacerlo de los tres días, que serian 72, en un pequeño habitáculo de una obra, encajonados entre arenas y tubos hacemos cuentas, y para hacerlo solo dispondríamos de 1hora de parada, a consecuencia de esto , dormimos unos 40 minutos y de nuevo en marcha, apuesta arriesgada sin duda, antes de llegar a los majestuosos Llanos de Libar por tercera vez vemos amanecer, las piedras vuelven a ser las protagonistas, avanzamos con la convicción del que no tiene dudas, con la fe del que cree en si mismo, el superpoder mas grande que te llevará siempre un paso mas allá de donde ves la linea del límite, Grazalema, Boyar, Benamahoma, sentimos el final pero lejos de aflojar mantenemos el ritmo o si acaso incluso aumentamos un poco, por increíble que nos parezca podemos decir que durante tras días hemos trotado , suave claro, todo lo llano y los descensos. Primeros de marzo, Prado del Rey, humo, confetis,una cinta de meta, Chito dando testimonio del momento,  la multitud se agolpa para rendir honores a los vencedores de las Cien Millas Sierras del Bandolero, una tarde de Octubre, el ajetreo de un día laborable en Prado, dos individuos dejan atrás la subida desde Huerta Dorotea para, anónimos entre el tráfico llegar a la plaza, un abrazo,mi hija Agata única testigo consciente del momento, sensibilidad a flor de piel, no duele nada, no hay cansancio, sabedores de que el recorrido físico ha sido increíble, pero el emocional, el que se guarda en un rinconcito del corazón lo multiplica por mil.

P.D. 310 KILOMETROS 25. 800 METROS DESNIVEL ACUMULADO 71 HORAS 56 MINUTOS, como escribió un amigo, una cerveza, algo de comer y a descansar, porque a la otra mañana tocó trabajar.



 


 

 

 

 

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