
En plena segunda guerra mundial Fausto Coppi aparece en el velódromo Vigorelli de Milán, tiene permiso de su coronel para entrenarse, alli se encuentra con uno de sus mas queridos compañeros, De Benedetti que le dice que se esta preparando para el record de los 100 kilómetros, ¿ el de la hora? no eso es demasiado para mi el que debía de afrontarlo eres tu.
Coppi jamás lo había pensado, pero no es ninguna locura, es campeón italiano de persecución, a vencido a Kubler y vencido en todas las pruebas disputadas, le gusta la idea y se lo dice al patriarca Pavesi, su director deportivo y a su amigo, confidente y masajista ciego Cavanna, el problema es que solo tiene tres semanas para prepararse y el velodromo apenas está disponible porque lo utilizan los tiradores del ejercito para entrenarse allí. Hay que inprovisar y adapta un freno a una bici de pista y se lanza a rodar y rodar en las rectas carreteras cercanas. El día previsto para la tentativa es el 7 de noviembre de 1942, pero un terrible bombardeo sobre Milan derrumba parte de la techumbre de Vigorelli y Coppi comenta a la Gazzetta dello sport: en estas condiciones si llego a aproximarme al record de Archambaud me daré por satisfecho. Por fin llega la hora, comienza lento y a mitad de recorrido lleva un retraso de 95 metros respecto a la distancia recorrida por Archambaud, así lo rememoraba el propio Coppi

Cuando fausto cumple los sesenta minutos ha recorrido 45, 798 kilómetros. Su final preñado de angustia, ha sido grandioso en virtud a la capacidad mental demostrada por ese auténtico "campeonissimo" que, exhausto, ha defendido la renta de 300 metros que tenía hasta conquistar el record de la hora por.......¡81 metros!
( Tras la azaña Coppi parte con su regimiento hasta Tunez. Allí cae prisionero de los soldados del general Mongomery y como tal permanece mas de dos años.)
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