jueves, 2 de noviembre de 2017

TRAIL GRAN VUELTA VALLE DEL GENAL- CON LOS OJOS DE OTRO

Por fin, no era una quimera, no, tras esta última vereda, el último collado, se me ilumina el monte, Faraján, la ansiada meta está a un puñado de metros, ante mis ojos si, pero no para los de Javier, el hace ya rato que oye las voces del speaker, cual Ulises llamado por los cantos de sirena, siente que llegamos, pero como desde que partimos doce horas antes no puede

verlo, como ninguno de los 52kms de tránsito por el alto Valle del Genal. Cuatroscientas cincuenta almas dispuestas a conquistar el Valle, a regarlo con su sudor, en la salida, al final de todos ellos, nosotros, para no molestar y para huir de la megafonía que molestan a sus sensibles oídos, salimos controlando en la bajada que inmediatamente nos pone al pie del Jardón, largo ascenso donde conviene llegar relativamente fresco, es el km. ocho y se podría decir que la fiesta no ha empezado a pesar de haber tenido que templar el ritmo mas de una vez, allá en lo alto de la caseta del Jardón punto mas elevado de la carrera como subido al estrado, elevado al cielo del Valle un violinista ameniza el esfuerzo, ya si hay que ponerse las pilas, no hay tiempo que perder pues necesitamos ganarle minutos al reloj, la espada de Damocles del corte horario la llevaremos sobre nosotros, máxime cuando lleguemos a las zonas mas técnicas, gentes de pueblo, ánimos, muchos amigos y sorpresa al ver la gesta de Javier, caminos rotos del ir y venir para extraer su fruto, no dorado, sino de cobre, castaños que desde antaño han alimentado a sus gentes, dura vida en pueblos antes casi aislados, y allí está el, venido desde mil kms para sentirlo, porque aunque no lo vea, lo siente mas que nosotros, no lo verá, pero seguro que podrá contar que el atravesó ese bosque de cobre, que cruzó su río y sus arroyos. Mediodía y le pesa la anormalmente alta temperatura, un bajón en el que tengo que tirar de el, y aunque me cueste, decirle que así no podemos seguir, que nos quedamos a medio camino, lo sabe, lo asume y apenas baja un poco la caló se repone y se siente invencible, mejor momento imposible, vamos a afrontar los Riscos, laberinto de piedras, terreno duro, áspero, una joya para la vista pero una condena para sus piernas para sortear obstáculo tras obstáculo, y cuerdas para bajar, para aferrarnos a la esperanza de llegar, lo solventa con sobresaliente, siento que lo he hecho arriesgar mucho y tengo la lucha interior de si es mejor dejarnos llevar o pelear para llegar en tiempo, el no se queja, nunca lo hace, pero al llegar a Juzcar, pincelada azul entre verdes y
ocres, realista, analítico como es me dice que no hay nada que hacer, que llegaremos muy fuera de tiempo, nos podemos relajar, no, no lo dejo seguir hablando, aunque la lógica diga lo contrario nos leen el chip en el control y tiro de el sin siquiera rellenar agua, yo llevo, por delante 7 kms de una intensidad inimaginable, esfuerzo, como siempre bajar al río y subir, vereas estrechas, apenas caben los pies y Javier agarrado a mi camiseta, pisándome literalmente los talones, esa última subida, ese último collado,  a mi se me  ilumina el monte, el  oye las voces, Faraján, meta, doce horas y cuatro minutos con una intensidad que son una vida. Gracias a tantísimos amigos, a Ilde y su equipo, a cientos de voluntarios, a los fotografos, a Javier, a mi familia.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena,por contar con tanta humildad esa aventura,hay que tener mucho valor para ,meterse con ese hombre por esos caminos .
    Dos locos muy cuerdos

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  2. Enhorabuena a ambos !! Ha debido de ser una experiencia increible !!

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