martes, 15 de agosto de 2017

II PEDRUSCO TRAIL ( Hay mucha vida mas allá de los dorsales)









Me es muy fácil resumir lo vivido hace ya un tiempo el la Pedrusco me basta con una palabra " BRUTAL" sin embargo explicarlo para quien no estuvo ya no me es tan sencillo, se abre el nuevo día, subir hasta dejar Ubrique allá abajo, muy abajo, Sierra caliza que deja que la ansiada agua se filtre hasta sus entrañas, somos testigos de la lucha del hombre por retenerla, pilones tallados a golpe de cincel y sudor en la roca, alfanjes, llanetes para el carboneo donde mi padre iba con apenas 10 años, aljibes obras de arte rural testigos del paso del tiempo, un guiño desayunando gañotes en el  Salto del Gamón, charla, risas, pasa rápido el tiempo y lentos los kilómetros,  piedras, de pronto una bajada imposible, los cinco sentidos alerta, y eso gasta, sin apenas darte cuenta va cobrando su tributo. Apenas perceptible la calzada medieval nos acerca a un nuevo ascenso, largo y por momentos  casi vertical, sudor, simas y cimas, unas cervezas escondidas en el mar de caliza, risas y complicidad,  siempre adelante y siempre juntos, como ese toque de locura que es lo que nos junta, lo que nos une, amigos tan distintos pero aquí tan iguales. Por un rato transitamos por el camino de Villaluenga a Grazalema, antaño única vía de comunicación, hoy territorio bandolero, pero de bandoleros modernos de los de mochilas Salomón y bastones de carbono, Practicamente 30kms y 3.000 sufridos y disfrutados metros de ascensión, ya no subiremos mucho, pero no por eso será más fácil, un túnel, capricho de la naturaleza nos deja al filo de la Sierra del Endrinal, abre el horizonte por un rato, está Sierra verde medio año pero seca y áspera a poco que no llueva nos obsequia con un chorro de agua que nos da la vida,  tras un puñado de horas cuando el cansancio se va apoderando de las piernas y de la mente no exagero al decir que nos sobrecoge a la vez que nos  empequeñeze cruzar por el interior la falla del Salto del Cabrero infinitas paredes verticales a uno y otro lado, los buitres, agazapados junto a sus nidos son  testigos de nuestro paso, el silencio sólo interrumpido por el batir de las alas de los que deciden despegar.  Puente Carrero, cuantos siglos, cuantos caminantes y viajeros, en la última senda se nos esconde el sol, un viaje de doce horas, partimos al amanecer, pero no terminamos al anochecer, tan sólo hacemos un alto hasta la próxima, hasta siempre.

P.D. Y más cervezas, y más risas y más...


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